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Alzheimer: Las actividades diarias y la prevencion.

Una afección como la enfermedad de Alzheimer preocupa a investigadores y público general de todo el mundo. La razón de ello radica en que a medida que las poblaciones crecen en edad, es decir, aumenta la expectativa de vida, se incrementan los riesgos de que un individuo desarrolle esta forma de demencia.

Por supuesto, la edad avanzada no es el único e inevitable factor de riesgo. En efecto, variantes genéticas, antecedentes familiares y nivel de educación constituyen otras condiciones que pueden aportar al mayor o menor riesgo de presentar esta forma de demencia.

Pero más allá de las causas y los orígenes, los especialistas y epidemiólogos de todo el mundo continúan en la búsqueda de elementos que sirvan para prevenir su desarrollo.
En este sentido, resultan más que auspiciosos los resultados de la investigación liderada por la Dra. Constatine G. Lyktsos, de la prestigiosa Johns Hopkins University School of Medicine (EE.UU.). En ella se constató que permanecer activo se asocia con un menor riesgo de desarrollar demencia, incluyendo la enfermedad de Alzheimer. Para ser más precisos, lo que realmente reduce el riesgo no parece ser la cantidad de actividad sino el modo en el que una persona se involucra en esa actividad.

La clave consiste, aparentemente, en practicar actividades tan diversas como jardinería, canto y caminatas. La realización habitual de una amplia variedad de quehaceres, (aparentemente, más variedad, es mejor) reduce notoriamente el riesgo de desarrollar Alzheimer.

El estudio que les permitió arribar a estas conclusiones se llevó a cabo sobre más de 3.300 personas, mayores de 65 años, en quienes se estudió la práctica o no de actividades en diversas disciplinas (artísticas, deportivas, de esparcimiento, etc.). A lo largo de un seguimiento de 6 meses, se diagnosticó demencia en el 14% de los participantes. Pero lo más interesante es la información surgida de la comparación de los diversos grupos. En efecto, aquellos que se desenvolvían en 2 o 3 actividades diferentes tuvieron un 10% menos de riesgo de demencias y aquellos que tomaban parte de 4 diversas disciplinas o prácticas, veían reducido su riesgo de demencia en cerca del 40%, siempre en relación con aquellos individuos que hacían una sola actividad o no efectuaban ninguna.

Respecto a las explicaciones de estos hallazgos, publicados en la reconocida revista médica American Journal of Epidemiology, existen un sinnúmero de evidencias que sostienen la ayuda que la actividad física proporciona a la memoria y las funciones cerebrales. Además, pueden citarse algunas hipótesis entre las cuales se incluyen:

  • Aumento de las conexiones neuronales en el cerebro o liberación de hormonas que activan la creación de células nerviosas.
  • Reducción de los factores de riesgo cardiovasculares, como la hipertensión arterial y el colesterol sanguíneo elevado, que potencialmente pueden alterar la irrigación cerebral.
  • Vinculación con un ambiente social más variado y rico, producto de las diferentes afinidades que reúnen a personas con gustos o habilidades en común.

En síntesis, ni la jubilación ni el calendario deben ser un obstáculo para vivir una vida plena en diversas áreas. La inclusión en disciplinas, pasatiempos o expresiones artísticas (tal vez postergadas en los momentos en los que responsabilidades familiares y exigencias laborales eran prioritarias), de libre elección y sin demandas desproporcionadas, constituye también un excelente recurso preventivo frente al Alzheimer y otros trastornos de las funciones cerebrales.

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