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Los carbohidratos (azucares) en la dieta

Es importante mantener el peso corporal dentro de límites saludables. Desafortunadamente, las personas que desean bajar de peso, y en particular si los kilos en exceso son muchos, optan por el “mágico” camino de las dietas intensivas. Éstas suelen poner en riesgo la salud; con frecuencia tienen tan pocas calorías que el organismo se desequilibra. El resultado es la fatiga, la desnutrición y, a veces, alteraciones psicológicas como exagerada ansiedad o síntomas depresivos. Tanto esfuerzo es, en definitiva inútil, puesto que las estadísticas demuestran que el 95% de las personas que adelgazan con una dieta intensiva (comiendo muy poco y en forma desequilibrada) lo recupera en menos de un año.

Cuando se elige una dieta intensiva suelen producirse dos fenómenos: el conocido como de “yo-yo” y el otro, el “estancamiento” . En fenómeno de “yo ­yo” se produce porque el individuo no soporta las enormes restricciones que le impone el régimen de alimentación con el cual pierde peso y lo abandona, volviendo a su viejo esquema alimentario y subiendo nuevamente en la escala de peso a los valores previos al inicio de la dieta, e incluso a otros más altos. Entendiendo que debe adelgazar inicia una nueva dieta, pierde peso, la abandona, vuelve a engordar, y así repite el ciclo.
El frustrante fenómeno conocido como "estancamiento" se da cuando el quien está a dieta, aunque continúe a régimen, no puede seguir adelgazando. Los científicos creen que este fenómeno se debe a que en los períodos de escasez (cuando se ingieren menos de 1.200 calorías diarias) durante un lapso prolongado, el organismo trata de conservar su grasa ­como reserva energética­ y altera el metabolismo de modo tal de requerir menos calorías para cumplir con las funciones básicas. Es entonces cuando aparecen los síntomas de fatiga y se interrumpe la pérdida de peso. Este mecanismo está “diseñado” por la naturaleza para sobrevivir a las hambrunas, pero es un grave problema para quien se somete a una intensa restricción de la ingesta alimentaria. Con el tiempo, la fatiga y el no perder más peso hacen recaer al frustrado individuo en su viejos patrones alimentarios. Sin embargo, su organismo utiliza ahora menos calorías y al aumentar repentinamente las que ingiere, recupera el peso perdido con rapidez, a veces incluso unos kilos adicionales. En estas circunstancias, la persona se siente empujada a iniciar otra dieta "mágica y veloz” y repite el proceso.

El modo efectivo de perder peso y mantenerse en los valores indicados por el médico es seguir una dieta sensata, equilibrada, con alimentos de todos los grupos de la pirámide alimentaria ­en la calidad y cantidad que el profesional indicó­ y esperar los resultados a largo plazo. Los nutricionistas recomiendan bajar alrededor de 500 gramos por semana, sobre la base de una dieta bien balanceada y el aumento de la actividad física.
Cuando se hace dieta, es importante seleccionar una rica gama de alimentos y eliminar de manera tajante aquellos que tienen un alto contenido de grasas. Por ejemplo, una taza de leche entera contiene 8 gramos de grasa y 159 cal, mientras que una taza de leche descremada tiene menos de 0,5 gramos de grasa y 88 cal. Reducir las grasas, especialmente las saturadas, protege además contra las enfermedades cardíacas . La mejor dieta es la que permite el aprendizaje de nuevos hábitos alimentarios, el descenso lento y el dejar atrás los alimentos pocos saludables, optando por los que favorecen una nutrición adecuada y el peso recomendado.

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