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Causas del Sindrome del Intestino Irritable

Aunque el síndrome de intestino irritable es un motivo muy frecuente de la consulta médica, particularmente la gastroenterológica, aún se conoce poco acerca de las causas precisas que lo provocan y que lo desencadenan. A tal punto, que algunos especialistas catalogan esta situación como "síntomas intestinales de causa desconocida".

De todos modos, se han postulado distintas teorías y se han detectado asociaciones frecuentes que podrían dar idea de sus orígenes. A continuación, analizaremos algunas de ellas.

Posibles causas y mecanismos del síndrome de intestino irritableComo fuera comentado (El síndrome de intestino irritable: sus características), es evidente que la mayoría de los pacientes tiene una alteración del tránsito intestinal, expresado por la alternancia de diarrea y constipación. Las modificaciones en las evacuaciones e incluso en el ritmo diario, es un hecho frecuente que señalaría la presencia de un trastorno intermitente de los movimientos intestinales.

Otra teoría muy interesante, aunque aún no demostrada, es la que propone que el trastorno intestinal residiría en el control nervioso del intestino. Las paredes externas del intestino están rodeadas de una red de células y terminales nerviosas, que a modo de una red de cableado eléctrico de un edificio, lo recorren en su totalidad y controlan la actividad de las vísceras abdominales, tanto motora (movimientos) como de las secreciones (jugos digestivos). Se ha llegado a hablar incluso de un verdadero "cerebro intestinal", conectado a su vez con el sistema nervioso central (coordinado por el cerebro). La presencia de sustancias encargadas de llevar la información del tubo digestivo, particularmente del intestino, hacia diferentes sectores del mismo, se asemeja a lo que acontece dentro del cerebro donde estas sustancias envían señales a diferentes centros nerviosos, activándolos y coordinándolos en su funcionamiento. La idea de una alteración de este verdadero "sistema nervioso paralelo" es atrayente, pero aún no ha sido comprobada fehacientemente por ningún investigador.

Un estado de hipersensibilidad del intestino es otra de las posibles causas investigadas por los especialistas. Si queremos representar en forma más clara estos hechos, pensemos en lo que sucede con personas cuya piel es muy sensible y, por ende, experimentan dolor ante estímulos mínimos que en otros individuos sólo serían una molestia. Esta capacidad de reaccionar con dolor, se vería exacerbada frente a la presencia de estímulos que podrían ser considerados normales, como la distensión de parte del intestino provocada por una ingesta copiosa o por procesos de fermentación de algún alimento. En la mayoría de las personas, este hecho se percibe como sensación de hinchazón o leve malestar, en tanto que en quienes padecen síndrome de intestino irritable estos acontecimientos desencadenan dolor importante.

Ciertos tipos de comidas y bebidas también han sido involucrados como posibles desencadenantes del síndrome de intestino irritable. Se trataría especialmente de algunos alimentos que pueden producir un exceso de formación de gases (tales como repollo, legumbres e incluso leche), pero también de dietas carentes de fibra o residuo vegetal, que provocan ralentamiento del tránsito intestinal.

También se ha descrito la aparición de síntomas dolorosos tras la ingesta de alcohol y de bebidas con alto contenido de cafeína (café, té, bebidas tipo cola) que actúan como estimulantes de la musculatura intestinal y son generadores, por lo tanto, de dolores espasmódicos, conocidos como cólicos intestinales.

Finalmente, un factor en el que coinciden muchos expertos y que será analizada en notas posteriores, es la existencia de situaciones de tensión emocional o estrés, en las que el cerebro enviaría al intestino señales que desencadenarían los síntomas, más acentuados justamente en períodos de perturbaciones emocionales de distinta índole.

En síntesis, existen muchas teorías, aún no comprobadas, pero dentro de ellas existen algunas que, de confirmarse, podrían implicar un mejoramiento de los síntomas con modificaciones del estilo de vida. En todos los casos, cabe aclarar que existen recursos terapéuticos que alivian los síntomas y ayudan al paciente con esta sintomatología.

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