La mayoría de los ciudadanos encuentran en el sueño el bálsamo contra un día cargado de estrés, de discusiones familiares o de la preocupación por cómo llegar a fin de mes.
Pero aunque todos dormimos, no todos descansamos de la misma manera. El cerebro sigue activo, aunque sin conciencia, para reparar el cansancio y organizar toda la información recibida. Esto permite que el sistema nervioso entre en acción para garantizar el descanso físico y mental, de ahí que sueño y vigilia se complementen y se consideren dos partes de una misma unidad. Sin embargo, hay personas -sobre todo menores de edad- que sufren trastornos en alguna de las etapas de las que consta el sueño, con lo que no descansan de manera conveniente y se ven afectados de forma temporal por sonambulismo, parálisis del sueño o trastornos de balanceo.
El sueño
El sueño se organiza en fases que aparecen de manera continuada y cumplen funciones específicas. La primera, la de ondas lentas o sueño no REM, se divide en cuatro etapas que permiten que el sueño sea cada vez más profundo. En este proceso, que se prolonga durante unos 90 minutos, disminuye el ritmo respiratorio y cardíaco, al mismo tiempo que se produce un aislamiento sensorial que proporciona el descanso físico para la recuperación de energía.
La segunda fase es la llamada sueño REM o de los movimientos oculares rápidos. En su 90 minutos de duración, el cerebro registra casi tanta actividad como durante la vigilia, puesto que es la etapa en la que se originan los sueños y pesadillas. Pero en lugar de recoger información del mundo externo, el cerebro sólo tiene en cuenta la información que genera por sí mismo, como un intento de organización y de consolidación de aprendizaje y recuerdos.
Durante las ocho horas que debería durar el sueño se suceden alternativamente las dos fases descritas, de modo que se alterna sueño profundo y menos profundo unas tres o cuatro veces cada uno. Los episodios vividos en los sueños de la última fase REM se recordarán con más facilidad por su cercanía al momento de despertarse.
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