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Como y cuanto dormir la siesta.

Dormir la siesta, un buen amigo de tu corazón

El descanso tras el almuerzo es un hábito antiguo heredado de la cultura grecolatina. Investigaciones pasadas aseguraban que el descanso diurno podía incrementar el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, sin embargo, un reciente estudio epidemiológico realizado por médicos del Liverpool John Moores University de Gran Bretaña, efectuado sobre una población de más de 23.000 griegos que durmieron siesta durante varias semanas demostró resultados totalmente opuestos. Se pudo comprobar que, quienes descansaban de manera cotidiana después del almuerzo, tenían una reducción del 37 por ciento de sufrir algún episodio cardíaco fatal, mientras que aquellas personas que solamente dormían la siesta de manera esporádica tenían una disminución solamente del 12 por ciento.

Un descanso de treinta minutos es altamente recomendable y está demostrado que produce grandes beneficios en el organismo y en la psique humana. Se reduce el riesgo de infarto y se elimina el estrés. La persona se despierta renovada y fresca, apta para seguir enfrentando el resto del día con las ideas renovadas y con una capacidad creativa y de razonamiento diferentes. Después de una ligera siesta el rostro refleja luminosidad y frescura”, comenta un clínico chileno, especialista en trastornos del sueño, del Centro Médico del Sueño, sitio en el que se estudian diferentes tipos de perturbaciones relacionadas con el dormir.

Durmiendo la siesta... pero no demasiado

La presión arterial se disminuye ya que “durante el sueño, los cambios metabólicos que se producen hacen que se reduzca la frecuencia de los latidos cardíacos y la tensión arterial. Por tal razón se puede pensar que esta reducción contribuye a tener menos posibilidades de sufrir algún evento coronario”, explica asimismo.

Este hábito no es recomendable para quienes sufren de insomnio o hipertensión. Los especialistas indican que hay que ser cuidadosos con este tema ya que “dormir más de media hora de siesta y hacerlo después de las cinco de la tarde puede perjudicar el ritmo biológico del sueño y ocasionar insomnio, menos capacidad de concentración durante el día e incluso favorecer accidentes de trabajo y de tránsito”, asegura el especialista.

Se creía que la siesta era una consecuencia inevitable del proceso digestivo, pero los científicos aseguran que el cerebro pide un tiempo de descanso que se presenta cuando se inicia la tarde y si se tiene un almuerzo pesado la sensación de cansancio se acentuará mucho más.

Un estudio estadístico realizado en cinco países del viejo continente indica que uno de cada cuatro germanos duerme siesta. Esta encuesta, efectuada a 19 mil personas sorprendió a los investigadores ya que no pensaban que Alemania lideraría el ranking, por encima de Italia (16 por ciento), Gran Bretaña (15 por ciento), España (9 por ciento) y Portugal (8 por ciento).

La importancia de la siesta se centra en que es un período de descanso que en ningún momento llega a ser profundo. “Se permite una desconexión de la conciencia que está relacionada con el descanso que antecede a una actividad que debe ser retomada. Si seguimos durmiendo y pasamos a una fase más profunda, tendremos una sensación de aturdimiento, incluso más cansancio que no será positivo si se debe encarar una tarea laboral”, comenta.

Su práctica debería ser ejercida como una rutina más dentro de las innumerables actividades diarias, ya que aporta beneficios al organismo y ayuda a enfrentar las tareas con agilidad, frescura, claridad mental y energía.

Las ventajas de la siesta

- Su debida práctica reduce el riesgo de padecer enfermedades coronarias.

- No debe durar más de treinta minutos para no entrar en un sueño profundo y alterar el ritmo biológico.

- Es altamente benéfica para niños y bebés.

- No es recomendable para personas que padecen insomnio o tienen hipertensión.

- Ideal para mujeres embarazadas.

- Altamente aconsejable en aquellas personas que realizan trabajos de fuerza e intensidad.

Los Cereales y el Corazón

Estamos acostumbrados a leer noticias y artículos de diversas referencias donde se establece la relación de riesgo o beneficio entre la nutrición y las afecciones cardiovasculares, en función del contenido y del tipo de grasas que ingerimos habitualmente.

Muy recientemente se publicaron hallazgos relacionados con el consumo de cereales en un estudio especial llevado a cabo en los EE.UU. Se trata del Estudio de la Salud de los Médicos, en el que se tomaron a 10.469 profesionales de la salud que consumían habitualmente cereales. En esta población médica se pudo determinar que los que consumían 2 a 6 porciones diarias de cereales integrales con el desayuno, presentaron una disminución del riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca del 22%, en comparación con los que no lo hacían.
El estudio se presentó en la 47ª Conferencia Anual de Prevención y Epidemiología de las Enfermedades cardiovasculares, auspiciada por la American Heart Association, y revalidó los nuevos conceptos acerca del consumo de ese tipo de alimentos.

Los cereales integrales en la protección cardiaca

Habitualmente, el consumo de cereales integrales en el desayuno es una recomendación dentro de los planes de alimentación pueril. En la actualidad, ese consejo se aplica también a los adultos. El uso o agregado de cereales integrales a diversas preparaciones o productos alimentarios resulta aun más atractivo que el de “fibra” en general, que es visto por muchas personas como el añadido de un suplemento artificial a su dieta.

Es conveniente recordar, que la insuficiencia cardíaca, es decir, la situación que sobreviene cuando la función de bombeo de sangre se encuentra deprimido, afecta en la actualidad a aproximadamente 14 millones de personas en Europa, y las proyecciones para el año 2020 hablan de alrededor de 30 millones de afectados.

Teniendo en cuenta la importancia epidemiológica de esta afección, considerar el empleo de cereales integrales, ya sea en forma de copos o cereales o de productos panificados (pan, galletitas), constituye una medida preventiva fácil de adoptar.
Se debe tener en cuenta, además, que el poder de saciedad que tienen los cereales integrales es mucho mayor que el de los cereales refinados. De este modo no sólo la dieta es más sana, por las virtudes de los cereales integrales, sino que al disminuir la ingesta se reduce el consumo global de carbohidratos, de grasas y de calorías en general.

Los expertos que presentaron este trabajo, sostienen que esta práctica alimentaria podría colaborar de manera notoria en el control de la presión arterial y de las elevaciones del colesterol sanguíneo, lo cual no sólo serviría para prevenir afecciones cardiacas sino también ciertos tipos de cáncer, relacionados con el consumo elevado de grasa, calorías y productos refinados.

Tenga en cuenta estos consejos y trate de incorporar estos alimentos en su menú diario.

Como regular las emociones negativas

El enojo en sus formas más “crónicas” e intensas, se considera en la actualidad un factor de riesgo de experimentar afecciones cardiovasculares. Pero no sólo se trata de efectos biológicos directos sino también de las repercusiones del enojo crónico sobre algunos aspectos del estilo de vida.

La gente que vive permanentemente enojada difícilmente adopte conductas vitales saludables. Es mucho más frecuente que sean proclives a fumar, no practiquen actividades físicas, tengan hábitos alimentarios poco saludables o beban en exceso.

Existen algunos métodos simples que vale la pena intentar para manejar esas emociones, entre los que se destacan:

– Cuando se sienta “acalorado”, ponga en marcha recursos para tratar de calmarse a sí mismo. Esto implica, entre otras cosas, reconocer precozmente que está entrando en un estado de ofuscación y tratar de controlar e interrumpir estos sentimientos antes de que crezcan y afloren en forma explosiva.

– Tenga en mente una serie de ideas que deberá repetirse a Ud. mismo en los momentos difíciles:

  • No lograré nada enojándome o insultando a los otros, aunque sean los culpables del problema. Lo mejor será tratar de abordar este asunto desde otro ángulo.
  • Por ahora lo mejor es calmarse. Si mañana este problema que me enoja y perturba continúa sin ningún cambio, deberé estudiar como enfrentarlo.
  • Trataré de escuchar al otro en lugar de hablar yo.
  • El modo o la vía rápida no necesariamente es la mejor forma de afrontar algo, salvo que se trate de una situación de vida o muerte. Seguramente no es este el caso.

– Practicar ejercicio con regularidad. Este es un recurso conocido por sus propiedades para reducir o suprimir el estrés y el enojo. No deje de tenerlo en cuenta. Recordemos además que la actividad física es un recurso terapéutico importantísimo en la reducción del colesterol sanguíneo y de la presión arterial, otro de los factores de riesgo cardiovascular más importantes.

– Por último, si le resulta difícil cumplir con estos puntos, recurra a los demás para solicitar ayuda.

Recuerde que las situaciones de enojo permanentes o cotidianas no sólo alteran notoriamente la calidad de vida, llevando al aislamiento y a la depresión, sino que favorecen la aparición de afecciones cardiovasculares que posiblemente acentúen más esos estados anímicos.

Reflexione sobre estos puntos y consulte con su médico.

Trastornos Neurologicos y Drogas

Día tras día se desmiente la idea de que existen drogas o adicciones “blandas” y drogas o adicciones “duras”. Todas las adicciones tienen su perfil de daño y de conducta negativa, en especial en grupos particularmente vulnerables como los niños y los adolescentes.

Un simposio organizado por la Asociación Americana de Psiquiatría Infantil y de Adolescentes llevado a cabo en Boston (EE.UU.) en octubre del corriente año, expuso un tema que nos preocupa a todos: las consecuencias de la exposición prenatal a marihuana y nicotina sobre el desarrollo y las aptitudes neurológicas de niños y adolescentes.
Hasta este momento habían sido relativamente pocos los estudios que habían analizado los efectos a largo plazo de la exposición a la marihuana dentro del útero materno. Pero en la reunión de expertos se comentaron los trabajos llevados a cabo sobre 4.700 parejas madre-hijo en las que se recabó el consumo gestacional de marihuana en la década del ’80, y mientras estas mujeres cursaban el cuarto y el séptimo mes de su embarazo. Se trataba de jóvenes madres (alrededor de 22 años en promedio) que utilizaban marihuana con una frecuencia de 2 veces al mes y alcohol, a razón de 3 veces o menos a la semana. Se analizó en las participantes los efectos sobre el desarrollo cognitivo y de conducta en sus hijos, a los 10, 14 y 16 años.
El uso de esta sustancia adictiva se asoció de manera significativa con mayores porcentajes de déficits de atención e impulsividad a los 3, 6 y 14 años de edad. Otro tanto sucedió con el rendimiento escolar y las tasas de delincuencia, a los 6, 10, 14 y 16 años.
Al llegar a los 10 años, los hijos de usuarias de marihuana exhibían mayor proporción de síntomas depresivos, bajo rendimiento académico y en las pruebas de planificación visual y de memoria.
Del mismo modo, entre los descendientes de mujeres que fumaron durante el embarazo se observó mayor tendencia a la adicción.
Nicotina y desarrollo neurológico
El hábito de fumar cigarrillos comunes no está exento de eventuales deterioros o deficiencias neurológicas en los hijos. Los efectos observados en estos casos fueron primordialmente alteraciones en la atención visual y auditiva, tanto en hijos de fumadoras como en fumadores adolescentes.
Por supuesto, como con todos los estudios que analizan conductas pasadas y las relacionan con efectos actuales, puede argumentarse que existen muchos elementos que dificultan la posibilidad de extraer conclusiones firmes.
A pesar de estas objeciones, es importante configurar un cuadro de situación sobre las graves consecuencias de las adicciones a drogas, no sólo en el propio consumidor sino en su propio entorno familiar y, como los señalan estas experiencias, en su descendencia.

Enfermedades cardíacas y emociones negativas

Un grupo de expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard señaló un hecho muchas veces dejado de lado o no considerado con la seriedad que se merece: la relación entre los estados de enojo y las afecciones cardíacas.

Los especialistas llevaron a cabo investigaciones acerca de las conductas relacionadas con el estrés y las emociones negativas, y su vínculo con las enfermedades cardiovasculares. No se trata de los enojos cotidianos habituales, moderados y pasajeros, sino de los estados de ira y emociones negativas, muchas veces no manifestados de la manera adecuada. Las actitudes explosivas y desmedidas son justamente las que pueden acompañarse de riesgos para la salud, particularmente en la esfera cardíaca.

Los que sostienen estos conceptos, liderados por la Dra. Laura Kubzansky citan como ejemplo un importante estudio que incluyó 12.986 sujetos, en la edad media de la vida. En este se demostró que, a pesar de que los niveles de presión arterial estuvieran dentro del rango de lo normal, los que presentaban mayor grado o puntuación de enojo o ira eran más proclives a experimentar cardiopatías (afecciones coronarias) o infarto de miocardio. Las consecuencias de estar crónicamente enojado parecen ser semejantes en ambos sexos. Cuando se encasillaron estos eventos cardiovasculares según los niveles de enojo, se notó que entre los que ostentaban niveles mayores el riesgo de enfermedades coronarias era casi el doble de quienes tenían menores niveles. Con relación a los infartos de miocardio, el riesgo llegaba a triplicarse entre los que experimentaban estados más importantes de ira.

A veces no es la ira, sino otros estados emocionales negativos frecuentemente asociados (ansiedad y depresión, por ejemplo) los que tendrían la relación directa con los cuadros cardiológicos.

Una conexión peligrosa

Los científicos sostienen que los enojos o los episodios de ira son capaces de actuar como detonante de una respuesta del tipo “lucha-huida”; de este modo también potenciarían los niveles de estrés, que desencadenan una cascada de manifestaciones neuroquímicas similares a las que se producen cuando un individuo cualquiera se está enfrentando con una situación crítica. Este tipo de reacciones en condiciones normales es habitual e inofensiva, porque justamente sólo se desencadenan en presencia de una crisis intensa, pero se tornan peligrosas en los pacientes con ánimo negativo sostenido en el tiempo.

Las hormonas del estrés, según ya había sido sugerido desde hace un tiempo, pueden relacionarse con la formación de placas de aterosclerosis, que afectan la luz de las arterias, mientras que los enojos intensos y continuados pueden incluso provocar alteraciones en los impulsos eléctricos que condicionan la actividad del corazón.

Otros investigadores también encontraron elevaciones sanguíneas de una sustancia que es indicadora de estados inflamatorios (denominada proteína C-reactiva), que está muy ligada al proceso de desarrollo de aterosclerosis.

Qué y Cuánto hay que beber para mantenerse sano

Uno es lo que come pero también lo que bebe. Aunque a eso, por lo general, no se le da tanta importancia. El exceso de calorías o el sobrepeso suelen asociarse más con el consumo de alimentos sólidos más que con las gaseosas. Y también se mantiene, casi como un dogma inmutable, aquello de "beber dos litros de agua por día". ¿Pero es tan así? ¿Cuánto y qué hay que tomar?

Todavía no ha sido posible determinar experimentalmente las necesidades de agua de una persona normal . Esto se debe a la gran capacidad de adaptación a distintos niveles de consumo de líquidos que tiene el ser humano", explica un especialista del Centro de Nutrición Humana de la Universidad de Johns Hopkins, en los Estados Unidos.

Para saber cuánto hay que tomar por día, el mejor indicador es la sed. " La necesidad de agua en el organismo está determinada por su metabolismo , las condiciones ambientales y el grado de actividad que realice. Eso provoca que estas necesidades sean extremadamente variables. No sólo varían de un individuo a otro, sino en una persona día a día o en diferentes momentos del día", comenta un nutricionista.

Para un adulto sedentario que viva en climas templados, la cantidad mínima de agua estimada para reponer las pérdidas normales, es decir, por piel, vía respiratoria, urinaria y fecal, es de 1 a 1,3 litros por día. "Pero a medida que se aumenta la actividad física y/o exposición al calor, aumentan las pérdidas de agua y pueden duplicarse, triplicarse e incluso cuadruplicarse esos valores si las personas son muy activas o se viven en climas muy cálidos", apunta.

En los Estados Unidos están preocupados con la ingesta de calorías extra provenientes de las bebidas con azúcar , como las gaseosas. La calorías que aportan esos productos representan la mitad de la ingesta calórica de los habitantes de ese país desde fines de los años 70. Y según algunos expertos es la responsable, en parte, de la epidemia de obesidad que vienen padeciendo

La importancia de la cantidad y calidad de lo que se bebe no está sólo relacionada con una ecuación calórica o de compensación de líquidos, sino que además es muy importante para mantenerse saludable.

"En general, se acepta que el consumo diario abundante de agua, otros líquidos o alimentos ricos en fibras contribuyen a 'lavar' rápidamente los carcinógenos contenidos en la dieta y aumentan el tránsito intestinal, disminuyendo el contacto con las sustancias peligrosas", explica un profesor titular del Laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad Nacional de Quilmes.

En síntesis, un hombre adulto con actividad física moderada y habitante de zonas templadas debería ingerir 3,7 litros por día (700 cc vía alimentos y unos 12 vasos de líquidos); y una mujer en las mismas condiciones,

2,7 (500 cc por alimentos y 9 vasos).

¿Cuántos vasos ya tomó hoy?