Aviso sobre el Uso de cookies: Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia del lector y ofrecer contenidos de interés. Si continúa navegando entendemos que usted acepta nuestra política de cookies. Basado en la politica de Google Adsense. PUEDE LEERLO EN EL ENLACE A CONTINUACIÓN

Cada día somos más felices?

Cada año que pasa somos más felices. Eso es lo que se deduce del estudio publicado por la Universidad de Michigan a través de encuestas realizadas entre 1981 y 2007 en los 97 países que reúnen el 90% de la población mundial.

Encabezando la lista de los países más felices se encuentra Dinamarca, seguida por Puerto Rico y Colombia. En cambio, la población de Zimbawe es la más infeliz del planeta. Tampoco están satisfechos los habitantes de Moldavia y Armenia, los siguientes por la cola. Estados Unidos aparece en el número 16, detrás de Nueva Zelanda y Portugal está justo por detrás de Italia, puestos 46 y 45 respectivamente.

Los habitantes de los países más ricos suelen estar más satisfechos, pero el dinero no lo es todo. Es más importante la libertad para poder tomar decisiones.

La democracia y la tolerancia social son los dos factores más decisivos en la satisfacción de la población para el politólogo Ronald Inglehart, director del estudio y autor principal del ensayo publicado este mes en la revista Perspectives on Psycological Science. Como muestra señala la tolerancia social y el sistema democrático de Dinamarca, Islandia, Suiza, Holanda y Canadá, que se sitúan entre los 10 primeros de la tabla.

"La forma de maximizar la felicidad parece cambiar con el incremento del desarrollo económico. En sociedades muy básicas, la satisfacción está estrechamente ligada a la solidaridad grupal, la religiosidad y el orgullo nacional. En niveles más altos, la libertad de elegir es la capacidad que tiene un mayor impacto", señala Inglehart, quien también ha destacado el incremento de satisfacción entre las repúblicas ex socialistas. "Mientras que la mayor parte de los países ex comunistas muestran niveles muy bajos de felicidad, muchos de ellos muestran incrementos muy amplios en bienestar. El colapso del comunismo ha sido seguido, en general, por un gran declive en el estado del bienestar que ha vuelto a subir con el crecimiento económico".

Una rutina hedonista

Durante los últimos 26 años el Instituto para la Investigación Social, fundado en 1948 en la Universidad de Michigan, ha realizado más de 350.000 entrevistas para averiguar el nivel de felicidad de la gente a través de dos preguntas: "Teniendo en cuenta todos los factores de su vida, ¿diría que es muy feliz, bastante feliz, no muy feliz o infeliz?" y "¿En estos días, cual es el nivel de satisfacción en su vida?".

A través de las respuestas obtenidas, Ingleheart y sus colegas elaboraron un índice de bienestar subjetivo que refleja al mismo tiempo la felicidad y la satisfacción. De los 52 países en los que cuentan con una línea temporal suficiente (que contenga datos de 17 años) el índice subió en 40 casos y cayó sólo en 12.

"Las primeras investigaciones sugerían que el nivel de felicidad era estable", afirma Inglehart, "Sucesos importantes como ganar la lotería o descubrir que se tiene cáncer puede derivar en cambios a corto plazo, pero en el largo plazo mostraban que la gente y los países estaban anclados en una rutina hedonista. Parece que no importa lo que hagamos o lo que suceda, el nivel de felicidad básico es estable y no cambia sustancialmente".

Los datos revelados ahora por el instituto no muestran únicamente que durante los últimos 25 años la felicidad ha subido de forma significativa en muchos países. Tan importante como ese hecho es el por qué. En las últimas décadas países con bajos ingresos como India y China han experimentado un crecimiento económico de gran importancia, docenas de los que tenían unos ingresos medios han establecido regímenes democráticos y se ha incrementado la igualdad entre los sextos y las sociedades se han vuelto más tolerantes. Estos factores, sobre todo los dos últimos, han hecho que la gente viva mas feliz.

¿Cuánto ejercicio es beneficioso?

Mucha gente cree erróneamente que hacer ejercicio moderado tiene los mismos beneficios a la salud que la actividad vigorosa.


La realidad, dicen los expertos, es que la única forma de prevenir enfermedades es hacer 30 minutos de ejercicio vigoroso cada día, cinco días a la semana.

Un sondeo llevado a cabo con 1.200 personas en Gran Bretaña encontró que 50% de los hombres encuestados y 75% de las mujeres creen que los mayores beneficios se obtienen con el ejercicio moderado.

La gente, dice el estudio, piensa que caminar, hacer jardinería o nadar un poco en la piscina local, puede mejorar la salud.

Pero según un equipo de investigadores de las Universidades de Exeter y Brunel, con este tipo de actividad la gente obtendrá muy pocos resultados beneficiosos.

Tal como dijo el doctor Miguel Acevedo, especialista en Salud Pública de la Universidad de Chile, "desde hace mucho tiempo se conoce que la actividad física sí contribuye en una acción preventiva a disminuir los riesgos de enfermedades, como las cardiovasculares".

"Y el consenso respaldado por estudios señala que en acciones preventivas el ejercicio físico debe ser frecuente, no menor de tres veces por semana, y con una intensidad que produzca por lo menos sudor o taquicardia (aceleración del ritmo cardiaco)", afirma el experto.

Preocupante

Los autores del estudio, publicado en la revista Medicina Preventiva, afirman que es "extremadamente preocupante" que los adultos crean que una breve caminata o un poco de jardinería es suficiente para mantenerlos en buen estado de salud.

Para obtener la mayor protección contra enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2 o trastornos cardiovasculares son necesarias las actividades vigorosas como correr, trotar, o algún ejercicio similar.

Según los expertos, estudios previos han demostrado que los individuos vigorosamente activos viven más y gozan de una mejor calidad de vida que los individuos moderadamente activos o la gente sedentaria.

Además de reducir a la mitad los riesgos de diabetes o enfermedades cardíacas, estudios recientes han demostado que el ejercicio regular protege contra ciertos tipos de cáncer.

Tal como subraya el doctor Acevedo "no estamos hablando de un ejercicio pausado o reposado, estamos hablando de un ejercicio que imponga una cuota de esfuerzo corporal".

Confusión

Los resultados del estudio no sorprenden a los expertos ya que de cualquier forma, dicen, muy poca gente hace ejercicio, sea moderado o vigoroso.

Y existe una confusión generalizada entre lo que es ejercicio moderado y el vigoroso.

"El ejercicio es particularmente difícil para la población urbana que encuentra dificultad para incorporar en su agenda diaria minutos para desarrollar otras actividades", señala el experto.

"Para estas personas nuestro consejo es: si viaja en transporte privado cámbiese a transporte público. Si viaja en metro, no tome la estación más cercana, camine una estación más allá".

"Si está en un edificio no ocupe el ascensor, suba por las escaleras y si almuerza en la oficina, impóngase la tarea de ir a un lugar distinto y distante para hacer de ida una marcha vigorosa".

El doctor Acevedo afirma que podría incluso ser aceptable que se dosifique en dos porciones de 15 minutos la actividad vigorosa.

"Lo importante -agrega- es que esta actividad se sienta, que produzca el nivel de esfuerzo perceptible en el que los latidos cardíacos se aceleran y que se tiene un leve sudor".

Los expertos subrayan que los adultos sedentarios deben llevar a cabo un programa de entre seis y doce semanas que se inicie con ejercicio moderado y continúe con ejercicio vigoroso.

Sin embargo, advierten, los hombres mayores de 45 años y las mujeres mayores de 55 deben consultar a su médico antes de involucrarse en actividades vigorosas.

Para vivir más: vino tinto, chocolate y ejercicio

Aproximadamente 30% de la longevidad es determinada por nuestra conformación genética, pero el 70% de lo que consideramos como envejecimiento es determinado por nuestros hábitos dietéticos y de ejercicio.

Según la Biblia, Matusalén llegó a la madura edad de 969 años. El récord de longevidad moderno lo tiene Jeanne Calment, de Arles, Francia. Nacida el 21 de febrero de 1875, murió 122 años y cinco meses después, en agosto de 1997.

La expectativa de vida promedio del hombre estadounidense nacido en 2005 es de 75.2 años, 80.4 para la mujer, de acuerdo con el Centro de Control de las Enfermedades. Así que pocos pueden esperar vivir tanto como Calment.

Pero si seguimos el consejo y el ejemplo de dos prominentes miembros del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, podríamos esperar añadir entre 10 y 15 años a nuestro tiempo de vida.

El doctor Joseph Maroon, de 68 años, es vicepresidente de cirugía neurológica de la universidad, neurocirujano de los Acereros y triatleta que ha completado la competencia Ironman en Hawaii (4km de nado, 180 km de ciclismo y una carrera de 42 km) dos veces, la más reciente en octubre pasado.

La doctora Vonda Wright es cirujano ortopedista y directora de la Iniciativa sobre Desempeño e Investigación para Atletas del Centro de Medicina Deportiva de la universidad. Ha corrido el maratón de Chicago tres veces, y compite frecuentemente en carreras más cortas.

Maroon y Wright han escrito libros para describir cómo podemos vivir más tiempo, o al menos más saludables. En "El factor longevidad", Maroon explica que ciertas sustancias de los alimentos activan un conjunto específico de genes en los humanos que nos hacen más saludables y vivir más tiempo.

En "Acondicionamiento físico después de los 40", Wright explica por qué el ejercicio es tan importante para alejar a las enfermedades, describe ejercicios simples que cualquiera puede hacer en casa sin equipo especial, y ofrece consejos especiales para quienes sufren de artritis.

Aproximadamente 30% de la longevidad es determinada por nuestra conformación genética, y estamos programados para desgastarnos después de cierto tiempo, indicó Maroon. Pero alrededor de 70% de lo que consideramos como envejecimiento es determinado por nuestros hábitos dietéticos y de ejercicio.

"Su cuerpo cambiará debido a la biología del envejecimiento, pero sin el devastador efecto del uso inadecuado, podemos mantenermos extraordinaruamente rápidos y funcionales al tiempo que envejecemos", señaló Wright. "Muchos de los cambios popularmente asociados con el envejecimiento son menos resultado de la biología y más resultado de las decisiones sobre nuestro estilo de vida que tomamos al envejecer".

Unos cuantos buenos hábitos pueden contrarrestar algunos malos. Calment atribuyó su larga vida y buena salud a su costumbre de dar largas caminatas casi todos los días y al hecho de tomar una o dos copas de vino tinto cada noche.

Usó una bicicleta hasta que cumplió los 100. Pero también fumó hasta los 117, y consumía poco menos de un kilo de chocolate cada semana.

Maroon aborda la "paradoja francesa" en su libro. Los franceses consumen bastante más grasas que los estadounidenses y sin embargo su tasa de ataques cardiacos es la mitad de la de Estados Unidos, y tienen menos gente obesa.

Comer el tipo correcto de chocolate (en cantidades inferiores a las ingeridas por Calment) puede ser bueno para la salud, explicó. Pero lo que es particularmente beneficioso es el vino; contiene una sustancia llamada resveratrol, que activa en humanos genes que alientan la supervivencia.

Sus investigaciones lo han convencido de tomar una o dos copas de vino tinto todos los días. Pero advirtió que el límite deben ser dos copas para el hombre promedio y una para la mujer.

Si se toma más que eso, los efectos nocivos del alcohol sobrepasan los efectos beneficiosos del resveratrol.
"Hablamos de la compresión de la morbilidad", precisó Maroon. "Queremos vivir bien por mucho tiempo, y morir rápidamente".

Identifican el mecanismo que utiliza el VIH para permanecer latente en el organismo

El virus que provoca el sida, el VIH, cuenta con un sofisticado mecanismo que le permite permanecer silenciado en el genoma humano, sin manifestarse, y por lo tanto lejos del alcance de las terapias antirretrovirales. Este mecanismo ha sido identificado ahora por investigadores de la Universidad de Sevilla (US) y del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, que creen que este hallazgo ayudará a resolver algunas incógnitas que siembran de fracasos los numerosos ensayos de fármacos contra el sida que se realizan.

En la actualidad, la terapia combinada anti-VIH permite reducir prácticamente a cero la carga viral en circulación en los individuos infectados. Sin embargo, la infección permanece de forma crónica debido a la capacidad del virus para continuar latente en algunas células del paciente. En estas células, el genoma del VIH se integra en el celular y permanece allí sin expresarse, pero manteniendo intacta su capacidad para activarse posteriormente. Esto evita que los fármacos antirretrovirales actuales curen la infección, obligando al paciente a medicarse de por vida.

Utilizando un sistema genético basado en la levadura de la cerveza, los expertos españoles han identificado un conjunto de factores celulares que contribuyen a que el virus quede latente al integrarse en el genoma celular. Levaduras mutantes que carecen de esos factores son incapaces de mantener bajos los niveles de expresión del VIH.

Los científicos explican que los factores celulares identificados se ocupan normalmente del "re-ensamblaje de la cromatina", es decir, operan contribuyendo a mantener la correcta organización del material genético cuando la célula lee la información contenida en sus propios genes. El hallazgo ha sido confirmado en células humanas infectadas.

Las copias latentes suelen encontrarse en regiones del genoma que sí están siendo activamente expresadas, una circunstancia que resultaba paradójica y que no había podido ser explicada hasta el momento.

Dormir sin descanso...

Los trastornos del sueño, conocidos como parasomnias, no suponen un grave problema de salud, aunque merman el descanso y alteran la vida diaria. "Dormir para olvidar y desconectar".
La mayoría de los ciudadanos encuentran en el sueño el bálsamo contra un día cargado de estrés, de discusiones familiares o de la preocupación por cómo llegar a fin de mes.
Pero aunque todos dormimos, no todos descansamos de la misma manera. El cerebro sigue activo, aunque sin conciencia, para reparar el cansancio y organizar toda la información recibida. Esto permite que el sistema nervioso entre en acción para garantizar el descanso físico y mental, de ahí que sueño y vigilia se complementen y se consideren dos partes de una misma unidad. Sin embargo, hay personas -sobre todo menores de edad- que sufren trastornos en alguna de las etapas de las que consta el sueño, con lo que no descansan de manera conveniente y se ven afectados de forma temporal por sonambulismo, parálisis del sueño o trastornos de balanceo.

El sueño

El sueño se organiza en fases que aparecen de manera continuada y cumplen funciones específicas. La primera, la de ondas lentas o sueño no REM, se divide en cuatro etapas que permiten que el sueño sea cada vez más profundo. En este proceso, que se prolonga durante unos 90 minutos, disminuye el ritmo respiratorio y cardíaco, al mismo tiempo que se produce un aislamiento sensorial que proporciona el descanso físico para la recuperación de energía.

La segunda fase es la llamada sueño REM o de los movimientos oculares rápidos. En su 90 minutos de duración, el cerebro registra casi tanta actividad como durante la vigilia, puesto que es la etapa en la que se originan los sueños y pesadillas. Pero en lugar de recoger información del mundo externo, el cerebro sólo tiene en cuenta la información que genera por sí mismo, como un intento de organización y de consolidación de aprendizaje y recuerdos.

Durante las ocho horas que debería durar el sueño se suceden alternativamente las dos fases descritas, de modo que se alterna sueño profundo y menos profundo unas tres o cuatro veces cada uno. Los episodios vividos en los sueños de la última fase REM se recordarán con más facilidad por su cercanía al momento de despertarse.

La felicidad es contagiosa

¿Quién no se ha sentido alguna vez contagiado por la felicidad de un amigo, un padre, un hermano? ¿Quién no se alegra por el júbilo ajeno? ¿Y no parece acaso que las penas vienen todas juntas entre conocidos y allegados?
Un estudio que combina la epidemiología y la sociología sugiere que la felicidad es contagiosa, y que las personas con amigos dichosos son más proclives a sentir la felicidad en sus propias carnes.
Para darle base científica a una idea que muchos ya mascaban, investigadores de las universidades de California y San Diego (ambas en EEUU), han utilizado los datos de una de las investigaciones más famosas de la historia de la medicina, el estudio Framingham.
Desde 1948, 5.209 ciudadanos de la localidad estadounidense del mismo nombre (y ahora, además, sus hijos y nietos) se someten periódicamente a estudios y análisis para conocer su estado de salud.

Sus conclusiones se han publicado en la revista 'British Medical Journal' (BMJ) y pueden tener implicaciones sanitarias:
"Lo más importante es el reconocimiento de que las personas son seres sociales y el bienestar y la salud de un individuo afecta a la de quienes le rodean".
Los autores seleccionaron a 5.124 individuos (a los que se denominó 'egos') y a varios de sus conocidos ('alter'): padres, hermanos, pareja, hijos, vecinos, compañeros de trabajo, amigos (y también amigos de amigos). En total, más de 12.000 individuos que estaban conectados entre sí de alguna manera en la localidad de Framingham entre los años 1971 y 2003, y que constituían entre ellos alrededor de 53.200 vínculos sociales.

Amistades positivas

Para definir la 'felicidad', James Fowler y Nicholas Christakis utilizaron una escala de valores, en la que los participantes tenían que responder a varias cuestiones sobre sus sentimientos en las últimas semanas: "Me siento esperanzado con el futuro", "me siento feliz", "disfruto de la vida", "siento que soy tan bueno como otras personas"... Como muchos de los 'alter' también estaban incluidos en el estudio Framingham no fue difícil obtener sus sensaciones y establecer cómo se distribuía este sentimiento a través de las redes sociales.
Sus análisis demostraron que las personas felices suelen estar vinculadas entre sí (lo mismo que las desdichadas). Una persona tiene un 15% más de probabilidades de sentirse ufana si está conectada con un 'alter' feliz; aunque a medida que la relación se va distanciando (amigos de
amigos, vecinos, compañeros de trabajo...) estos porcentajes se van reduciendo al 9,8% o incluso al 5,6% en el caso de conocidos de'tercera línea' (amigos de amigos de amigos, por ejemplo).

Además, se atreven a decir que hay individuos que viven en el centro mismo de la dicha, mientras que las personas que ocupan la periferia de las relaciones sociales se sienten menos satisfechas. Así, los individuos que son el centro de muchas relaciones tienen más probabilidades de seguir siendo felices en el futuro.

La investigación subraya que la felicidad de cada 'alter' influye directamente en las emociones del 'ego': tener amigos alegres incrementa un 9% las probabilidades de ser feliz en el futuro o convivir con una pareja dichosa equivale a un 8% de felicidad; y, al contrario, rodearse de pesimistas reduce un 7% las emociones positivas.

A los 70, una india fue mamá por primera vez !

Una mujer india que asegura tener cerca de 70 años dio a luz a su primer hijo -una nena-, según reveló su médico ayer. "El mes pasado Rajo Devi dio a luz a una nena por cesárea", informó el doctor Anurag Bishnow, del Centro Nacional de Fertilidad del estado indio de Haryana.

La beba, concebida a través de un tratamiento de fertilización in vitro, nació el 28 de noviembre y se encontraba en buen estado, según precisó el médico. "Estoy felíz. La beba está bien", confesó Devi en una entrevista telefónica.

Resulta imposible confirmar si Devi es la madre más vieja del mundo en dar a luz, ya que no tiene certificado de nacimiento. Devi, que vive en una localidad ubicada al norte de Nueva Delhi, dice tener alrededor de 70 años y su marido, un granjero, cerca de 72.

Devi explicó que luego de 55 años de matrimonio sin hijos, ella y su marido se sometieron en abril pasado a un tratamiento de fertilización in vitro, después de leer una noticia en los diarios sobre una mujer de 58 que el año pasado dio a luz a mellizos concebidos con este procedimiento.

Una creciente cantidad de parejas optan por los tratamientos de fertilidad de la India, donde existen reglas relativamente permisivas para estos procedimientos.

En 2006, la española Carmela Bousada se convirtió en lo que se creía en ese momento era la madre más vieja del mundo al dar a luz a mellizos a los 66 años.

Antes que este caso, la rumana Adriana Iliescu había dado a luz a una nena, en enero de 2005, también a los 66 años. Bousada era 4 meses más grande que Iliescu cuando dio a luz.