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Dormir mucho o poco predispone a la obesidad

Las personas que duermen menos de seis horas o más de nueve son más propensas a estar obesas. Así lo revela un estudio reciente, uno de los más grandes que se han realizado sobre el tema, financiado por el gobierno norteamericano.
El trabajo también descubrió que los que dormían menos de lo aconsejable o en exceso fumaban más, hacían menos actividad física y bebían más alcohol que aquellos que dormían entre seis y nueve horas. La investigación se hizo sobre la base de una encuesta realizada puerta a puerta a 87.000 adultos estadounidenses, entre 2004 y 2006, conducida por el Centro Nacional para Estadísticas de la Salud, que forma parte de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, según su sigla en inglés).
“La investigación aporta nuevas evidencias que respaldan un número cada vez mayor de estudios que encontraron obesidad y otros problemas de salud en las personas que duermen poco o mucho”, comentó el doctor Ron Kramer, un médico de Colorado y vocero de la Academia Americana de Medicina del Sueño, de los Estados Unidos.
"Los datos coinciden: a quienes duermen poco y a quienes duermen mucho no les va tan bien , afirmó Kramer. El estudio se basa en una encuesta realizada puerta a puerta entre 2004 y 2006 a 87.000 adultos estadounidenses. La realizó el Centro Nacional para Estadísticas de la Salud, que forma parte de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés).
"Tales estudios no pueden demostrar una relación de causa-efecto, por lo que, por ejemplo, no está claro aún si el hábito de fumar causa insomnio o si el insomnio incita a fumar", dijo Charlotte Schoenborn, autora principal de la investigación. El sondeo tampoco tomó en cuenta la influencia de otros factores, como la depresión, que puede contribuir a que una persona coma más de lo normal, a fumar más o a sufrir de insomnio y otros problemas. Se detectaron más fumadores entre las personas que dormían menos de seis horas: el 31% dijo que era fumador en el momento del estudio. Aquellos que gozaban de nueve o más horas de sueño, el 26%, también eran más fumadores. La tasa global de fumadores en los Estados Unidos es, según el estudio, del 21 por ciento. Para aquellos participantes del estudio que dormían de siete a ocho horas, la tasa de tabaquismo fue más baja: del 18 por ciento.
Los resultados fueron similares con respecto a la obesidad: aproximadamente el 33% de quienes dormían menos de seis horas eran obesos, y el 26% de aquellos que dormían nueve horas o más. Las personas con un tiempo normal de sueño fueron el grupo con menores tasas de obesidad (22 por ciento).

¿Cuánto hay que dormir?

La doctora Mirta Averbuch, jefa de la Unidad de Sueño del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, explica que desde hace dos años se explora el sistema hipocretina-orexina, un péptido que vincula el ciclo de sueño y vigilia con el de apetito y saciedad.
"Este compuesto regula ambos sistemas; por eso muchos trabajos están tratando de analizar la relación que los une -afirma-. Ahora, a veces se dice que dormir mucho adelgaza y eso no es cierto." Averbuch dice que existe un promedio de horas de sueño aconsejable según la edad: los chicos de entre 3 y 5 años deberían dormir entre 10 y 12 horas; los de 5 a 12, entre 11 y 12; los de 12 a 16 (los "bellos durmientes"), alrededor de 9 horas y media; los adultos, entre 7 y 7 y media, y los ancianos, entre 6 y media y 7.
"Sin embargo -aclara-, los requerimientos de sueño están inscriptos en los genes: hay «dormidores cortos y dormidores largos». Hay personas a las que les basta dormir 4 horas, y otras que necesitan dormir 12, 13 o 14 horas para sentirse reparadas.
" La doctora Margarita Blanco, fundadora y directora del Club del Sueño, opina: "Si bien el trabajo es muy amplio y completo, presenta un problema: no se discriminan grupos de edad que tienen patrones de sueño diferentes". Agregó la especialista: "Hay personas que duermen más y otras que duermen menos. Eso de las ocho horas no es obligatorio".

Cuando la próstata da problemas

Cuando los hombres pasan la barrera de los 50 años, la próstata, que hasta ese momento se comporta como un órgano bastante silencioso, comienza a dar signos de su existencia, traducidos en ocasiones en síntomas diversos que molestan e inquietan.
Los problemas más comunes de la próstata en varones que superan los 50 son las inflamaciones o infecciones (prostatitis) o el agrandemiento, que suelen ser, mayoritariamente, entidades de tipo benigno.
Una cuestión distintiva de la problemática de la próstata es que diversas afecciones pueden expresarse por síntomas semejantes. Es el caso de las infecciones prostáticas y del agrandamiento benigno de próstata, que se manifiestan por la necesidad imperiosa y urgente de orinar.
También puede suceder que una misma afección, como en el mencionado agrandamiento prostático, pueda manifestarse en algunas personas como dificultades para emitir el chorro de orina y en otras por la necesidad de orinar en forma reiterada durante la noche.
Finalmente, es preciso saber que en muchos casos los síntomas más llamativos y molestos pueden corresponder a afecciones benignas y de fácil tratamiento, mientras que en otros casos afecciones graves, como el cáncer de próstata, puede pasar desapercibido (sin síntomas) durante un lapso prolongado.
Por este motivo, resulta imperioso en relación a la próstata, efectuar una serie de estudios y controles indicados por el urólogo, al que Ud. debiera concurrir ante la menor duda de algún trastorno de esta índole.

El camino hacia el diagnóstico

En primer lugar, la consulta con el urólogo se inicia como otras consultas con especialistas diversos: con un relato detallado del paciente, complementado con una serie de preguntas dirigidas por el profesional, para comenzar a encuadrar el padecimiento.
Tratándose de problemas de esta esfera es posible que algunos varones se sientan un tanto avergonzados o atemorizados y les resulte difícil encontrar las palabras que estiman más precisas para relatar lo que les sucede. Si Ud. es el afectado, no vacile en utilizar sus propias palabras (nadie le está tomando examen de sus conocimientos médicos…), tratando de ser lo más preciso posible en su narración.
En este sentido resulta útil, antes de concurrir a la consulta, pensar (y anotar si es preciso) datos tales como tiempo desde el inicio de los síntomas, la frecuencia con la cual debe ir a orinar, la cantidad de veces que debe levantarse al baño por la noche, el grado de dificultad en comenzar a emitir el chorro de orina o incluso si debe ayudarse haciendo presión con las manos sobre la zona de la vejiga para poder orinar.
Estos datos servirán para orientar al profesional y abreviar la consulta médica.
A este relato pormenorizado, es factible que el urólogo le agregue algunas preguntas referidas a los posibles antecedentes de infecciones urinarias o tratamientos antibióticos por esa causa, el tipo de medicaciones que está recibiendo, la cantidad de líquidos que ingiere a lo largo del día, y las características de la orina (olor, color, etc.).
A estas preguntas específicas, pueden agregarse otras respecto al consumo de alcohol, los antecedentes de cirugía en la zona abdominal o pelviana, y la existencia o no de sensación de no haber vaciado completamente la vejiga luego de orinar.
Esta parte de la consulta médica, puede parecer tediosa pero es imprescindible antes de avanzar con el resto de los exámenes diagnósticos. Además, sirve para “romper el hielo” entre Ud. y el profesional que lo asiste.
Recuerde que a la primera consulta es conveniente que lleve resultados de estudios recientes (de sangre y/o de orina), ecografías de aparato urinario (si posee) y el listado completo de medicaciones que utiliza.

Conocer y controlar los factores de riesgo modificables es fundamental para prevenir afecciones cardiovasculares

La hipertensión arterial, el colesterol elevado, los triglicéridos, el tabaquismo, el sedentarismo y el sobrepeso y la obesidad, suelen combinarse incrementando la posibilidad de sufrir aterosclerosis, insuficiencia cardíaca, infartos y accidentes cerebrovasculares. Si el riesgo de tener estos parámetros fuera de control se conoce de antemano, pueden revisarse las cifras con mayor periodicidad, así como también poner en marcha un tratamiento que permita evitar el desarrollo de eventos.
La prevención primaria es uno de los ejes de la XVI edición del Congreso Mundial de Cardiología, desarrollado en Buenos Aires entre el 18 y 21 de mayo, y del cual participan aproximadamente 15 mil profesionales provenientes de más de 100 países. La idea de las entidades organizadoras -la World Heart Federation (WHF) a nivel global y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC), a nivel local- es destacar la importancia de informarse y conocerse a fin de tener noción sobre los riesgos que implica tener fuera de control lo que los especialistas denominan "factores de riesgo modificables", y entre los que se cuentan la hipertensión arterial, el colesterol, los triglicéridos, el sobrepeso, el tabaquismo, el sedentarismo y la obesidad."Creo que uno de los mensajes más interesantes que se pueden dar está relacionado con una campaña que las diferentes sociedades y asociaciones médicas han puesto en marcha en los últimos años: 'Conozca sus números, conozca su riesgo'. Hoy por hoy, es muy frecuente que la gente que camina por la calle no sepa cuál es su nivel de presión arterial y mucho menos su colesterol. La intención es que eso cambie a fin de poder poner en marcha una adecuada prevención primaria que permita evitar los eventos cardiovasculares. Si las poblaciones se informan y conocen los riesgos que implica tener fuera de control los factores de riesgo modificables es posible que recurran a las mediciones. A partir de ahí será tarea del especialista determinar cuál es el riesgo que cada persona corre para proceder de la forma más conveniente", expresó el profesor Dr. Sydney Smith, director del centro de medicina cardiovascular de la Universidad de Carolina del Norte, y miembro del Comité Científico de la WHF, en el marco del simposio "Controlando la multiplicidad de los factores de riesgo para optimizar el cuidado cardiovascular". De acuerdo con el especialista, tener conocimiento sobre el riesgo que acarrean algunas conductas como el sedentarismo y el tabaquismo; así como también determinados hábitos como por ejemplo el seguimiento de una dieta rica en grasas y pobre en fibra y vegetales es muy importante porque la hipertensión arterial, que es uno de los factores que se ve afectado por la mala alimentación, es una "condición asintomática que no da señales hasta que tal vez es demasiado tarde. Por eso deben controlarse no sólo los mayores de 40 años o los ancianos sino todas las personas, especialmente aquellas que cuentan con algún tipo de antecedente familiar". Sin embargo, una herramienta clave para poner en marcha no sólo el adecuado control de los factores de riesgo, sino también y fundamentalmente para decidirse a iniciar la modificación de las conductas nocivas, es conocer cuáles son los parámetros que establecen cuándo hay riesgo o no. "A lo largo de los años los valores han ido cambiando y si bien algunas guías europeas no utilizan el término prehipertensión, en líneas generales podemos decir que una persona cuya presión sistólica se encuentra en el rango de los 110/115 mmHg tiene riesgo bajo. Ya a partir de los 120/140 hay que prestar especial atención a la asociación con otros factores pues podríamos estar en presencia de un paciente con riesgo medio", expuso el doctor Smith. En la misma línea, el profesor Dr. Giuseppe Mancia, ex presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión y de la Sociedad Italiana de Hipertensión, afirmó: "Dentro de los que llamamos 'factores de riesgo', la hipertensión arterial es la causa número uno de muerte, ya sea en forma directa o indirecta; y si bien lamentablemente su incidencia es cada vez mayor, tenemos que destacar que no estamos frente a un enemigo invencible pues si logramos bajarla, es posible reducir el riesgo de sufrir afecciones cardiovasculares. Más aún si esa intervención se combina con dejar de fumar y hacer actividad física, por ejemplo". "Dado que los factores de riesgo aparecen combinados -comentó el especialista italiano-, el tratamiento debe ser combinado, también desde el punto de vista farmacológico. Gracias a haber tomado conciencia de lo importante que es conocer al paciente y establecer el riesgo que corre, vamos hacia un nuevo `gold standard' para el abordaje cardiovascular y la prevención de la hipertensión, que consiste no sólo en atacar los eventos cuando se producen, sino también en trabajar sobre la prevención primaria, considerando las cuestiones asintomáticas y el proceso de aterosclerosis".

El tabaquismo, otro factor fundamental

A poco más de una semana de la celebración del Día Mundial Sin tabaco (que cada año se conmemora el 31 de mayo), los efectos nocivos de las sustancias tóxicas emanadas por el cigarrillo forman parte de la agenda del congreso cuyo lema es "De los pacientes a las poblaciones". En este sentido, se presentaron investigaciones que sostienen que los fumadores pasivos –es decir aquellos damnificados por los cigarrillos que fuman quienes conviven o trabajan con ellos- presentan un 30 por ciento más de posibilidades de sufrir enfermedades coronarias. Por otro lado, según el doctor Joaquín Barnoya, director de investigación de la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala y asesor en control del tabaco de la Fundación Interamericana del Corazón, "sólo 30 minutos de exposición al humo de segunda mano son suficientes para observar cambios en el funcionamiento de las arterias de los no fumadores; pues las sustancias nocivas liberadas por el cigarrillo producen daño directamente en el endotelio que es la pared interna de las arterias, responsable de su dilatación y contracción".

Para conocerse y prevenir

La Fundación Cardiológica Argentina (FCA), brazo hacia la comunidad de la SAC invita a la población a concurrir el martes 20 de mayo a la "Carpa Saludable", en la plaza del Obelisco.Allí, un equipo de enfermeras se encargará de hacer mediciones -en forma totalmente gratuita- de la presión arterial, los niveles de colesterol y el perímetro de cintura, tres de los principales indicadores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.También se entregará material informativo con recomendaciones sobre cómo cuidar el corazón actuando sobre estos factores antes de que sea demasiado tarde.

Medicamentos para la hipertensión reduce un 21% la mortalidad

El uso de medicamentos para el tratamiento de hipertensión en personas mayores de 80 años reduce un 21 por ciento la mortalidad, reveló un estudio divulgado en el marco del XVI Congreso Mundial de Cardiología, que comienza hoy en Argentina.
El Estudio sobre hipertensión en las personas muy mayores (HYVET, por sus siglas en inglés), realizado en más de 3.800 pacientes hipertensos de más de 80 años, será analizado durante el encuentro que se desarrollará en Buenos Aires hasta el próximo miércoles, con la participación de más de 10.000 profesionales de unos cien países.
Las Guías Europeas de Hipertensión, publicadas en 2007, apoyaban firmemente el tratamiento antihipertensivo en la vejez, pero reconocían que los beneficios de ese tratamiento todavía no habían sido probados en pacientes de 80 o más años', explicó Alberto Zanchetti, cardiólogo del Centro de Fisiología Clínica e Hipertensión de la Universidad de Milán (Italia).
Por su parte, el vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FAC), Guillermo Fábregues, afirmó que la hipertensión arterial 'es el principal problema de salud en todas las regiones del mundo'.
Recientemente fue publicado un estudio que demuestra que 7,5 millones de personas murieron en 2001 como consecuencia de ser hipertensas', subrayó.
La hipertensión arterial es considerada además uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Es mejor discutir con la pareja que reprimir el enojo

Hace tiempo que el estado civil se coló en las historias clínicas y el estrés conyugal se convirtió en un factor de riesgo de numerosas enfermedades. La novedad, esta vez, proviene del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, donde el profesor Ernest Harburg estudió durante 17 años los códigos de interacción de 192 parejas.
La búsqueda se circunscribió a un dato puntual: cómo reaccionaba cada uno frente a una agresión verbal considerada injusta. La cuestión era si reprimía o no la ira.
Las conclusiones fueron terminantes: en las parejas cuyos integrantes suprimían sistemáticamente los enojos, el índice de mortalidad temprana, principalmente por factores cardiovasculares, fue del 23%. Pero entre los miembros de parejas capaces de enfrentar el conflicto, consensuar diferencias y resolver las crisis, fue de sólo el 6 por ciento.
En diálogo con el profesor Harburg agrega: “En una persona que se siente atacada injustamente se dispara un sentimiento automático de ira. Si la suprime, la ira se internaliza y comienza un proceso rumiante de repetición mental de las imágenes de la pelea, que finalmente se convierte en resentimiento. Si esta conducta persiste, desequilibra todo el funcionamiento corporal".

Durmiendo con el enemigo

La expresión química del enojo fue objeto de numerosas investigaciones; entre ellas, varias realizadas por el equipo de Janice Kiecolt Glaser y Ronald Glaser en la Universidad de Ohio, Estados Unidos. Un estudio comparó el funcionamiento neuroendocrino de 90 parejas durante el primer año de matrimonio y diez años más tarde: las concentraciones sanguíneas de las hormonas del estrés habían trepado considerablemente en las parejas en crisis.
Otro estudio, publicado en la revista Archives of General Psychiatry , demostró cómo las relaciones hostiles modulan la producción de ciertas sustancias corporales que intervienen en el proceso de cicatrización.
"La ira reprimida, la imposibilidad de canalizar adecuadamente el enojo y las interacciones hostiles dentro de la pareja son fuentes de estrés con un poder devastador, que se refleja en una variada gama de síntomas físicos y psíquicos", dice Patricia Faur, coordinadora del posgrado de psiconeuroinmunoendocrinología de la Universidad Favaloro.
Esta psicóloga, que sintetizó su trabajo clínico sobre relaciones afectivas tóxicas en su libro Amores que matan (Ediciones B.), define el estrés conyugal como un proceso de desgaste de la comunicación, que se mide a través de la presencia de ciertos indicadores de hostilidad explícita o implícita en los gestos cotidianos: violencia verbal y no verbal, descalificación, sarcasmo, burlas, ironía, silencios, manejo y control del dinero y la sexualidad.
Estos rasgos, que inicialmente pueden estar presentes en discusiones abiertas, se van convirtiendo en rasgos estables de la relación y van instalando el maltrato psicológico como algo natural e invisible. De eso no se habla.

La palabra es salud

El resentimiento tiene un poder demoledor y, si queda dentro del cuerpo, lo enferma. Pero el antídoto no parece consistir en liberar abiertamente los rencores y lanzarse a la pelea. "No se trata de expulsar la ira como sea", alerta la psicoterapeuta.
La hostilidad en los vínculos tiene una historia. Para desandarla y convertir una relación tóxica en otra saludable, los profesionales consultados coinciden en la necesidad de construir un nuevo esquema de comunicación, capaz de atravesar el silencio, enfrentar el conflicto y resolverlo consensuando las diferencias.
"Reprimir la ira es impedir la resolución del problema, pero la forma de expresarla tiene sus límites", aconseja Ernest Harburg. Y especifica algunas reglas de comunicación que ayudan a manejar los conflictos dentro de la pareja:
* Desarrollar una escucha saludable: no pensar en otra cosa mientras el otro está hablando; no interrumpirlo (solamente puede hablar uno por vez); calmar los sentimientos negativos enfocando la mente en el contenido intelectual de la conversación; tratar de ignorar transitoriamente aquellos rasgos del otro que resultan molestos, y abrir la agenda de temas hasta consensuar algún acuerdo que restaure el sentimiento de justicia.
* Expresar la ira en el momento de la discusión, evitando toda conducta violenta, que sólo exacerba el problema en lugar de ayudar a resolverlo.
"Es más saludable hablar que no hablar", define Patricia Faur, pero aclara que cómo decir es tan importante como qué decir.

Sin lastimar

"Si bien la comunicación tiene que ser honesta y directa, sin ambigüedades, no tiene que lastimar. A veces, es eficaz acercarse al dolor del otro y tratar de entenderlo, en lugar de utilizar el conocimiento sobre sus debilidades para golpear justo ahí, donde se sabe que más duele", alerta, y realza el potencial no sólo de las palabras, sino también de los silencios, de convertirse en sustitutos de la acción.
"Callarse es una forma de mantener el control; es un gesto de violencia emocional, que no sólo evita la discusión, sino que simbólicamente está demostrando una falta de registro del otro, porque una cosa es el silencio del que está escuchando participativamente y otra muy distinta el silencio controlador o evitativo, que reprime en el otro una necesidad de hablar y ser escuchado, con efectos muy tóxicos."
Y concluye describiendo el escenario que se despliega al cruzar la frontera entre la discordia conyugal y un buen vínculo de pareja: "En las relaciones sanas, se puede opinar sin temor de herir ni de ser herido; no hay descalificaciones ni críticas veladas; la comunicación es directa y franca. No se calla nada porque no se le teme al trabajo emocional y se aceptan las discusiones y los desacuerdos porque se toleran las diferencias".

El entrenamiento mental aumenta la inteligencia innata

Hasta ahora se daba por hecho que el tipo de capacidad mental que nos permite resolver problemas nuevos sin tener una experiencia previa importante, lo que los psicólogos llaman inteligencia fluida, es innata y no se puede enseñar, aunque una persona pueda elevar sus calificaciones en las pruebas gracias a la práctica. Un nuevo estudio, publicado en The Proceedings of the National Academy of Sciences, indica, sin embargo, que sí se puede mejorar la capacidad cerebral innata.
La clave está en el entrenamiento cuidadosamente estructurado de la memoria funcional, el tipo de memoria que permite recordar un número de teléfono justo el tiempo suficiente para marcarlo. Esta clase de memoria está estrechamente relacionada con la inteligencia fluida, según la información que acompaña al artículo, y parece que depende del mismo circuito cerebral. Por eso los investigadores dedujeron que si se mejoraba, podía aumentar a su vez la inteligencia fluida.
En primer lugar midieron la inteligencia fluida de cuatro grupos de voluntarios empleando pruebas normales. Después entrenaron a cada uno de ellos en complicadas tareas memorísticas, una intrincada versión de Concentration, un juego de cartas para niños en el que tenían que memorizar simultáneamente estímulos auditivos y visuales.
El juego estaba diseñado de modo que cuando los participantes acertaban, las tareas se volvían más difíciles, y cuando fallaban, más fáciles. Esto garantizaba un alto nivel de eficacia, ajustada a cada participante de manera individual, pero no tan difícil como para que destruyeran la motivación de seguir trabajando. Los cuatro grupos se sometían a un entrenamiento de media hora diaria durante 8, 12, 17 y 19 días, respectivamente. Al final de cada entrenamiento, los investigadores volvían a evaluar la inteligencia fluida de los participantes. Para asegurarse de que no sólo estaba mejorando su capacidad para hacer las pruebas, los comparaban con grupos de control que hacían los tests sin el entrenamiento.
Los resultados fueron sorprendentes. Aunque los grupos de control también mejoraron, presumiblemente porque tenían práctica en los tests de inteligencia fluida, la mejora registrada en los grupos entrenados era mucho mayor. Es más, cuanto más tiempo entrenaban, más altas eran sus puntuaciones. Todos los participantes mostraron una mejora significativa.
"La inteligencia siempre se ha considerado un rasgo heredado inmutable", explica Susanne M. Jaeggi, profesora de posdoctorado en Psicología en la Universidad de Michigan y coautora del estudio. "Nuestros resultados muestran que se puede aumentar la inteligencia con el entrenamiento adecuado". ¿Cómo funciona? Los autores sugieren varios aspectos del ejercicio relevantes para la resolución de problemas nuevos: ignorar los puntos irrelevantes, controlar el rendimiento sobre la marcha, llevar a cabo dos tareas simultáneamente y conectar puntos relacionados entre sí en el espacio y el tiempo.

Cuando la próstata da problemas

Cuando los hombres pasan la barrera de los 50 años, la próstata, que hasta ese momento se comporta como un órgano bastante silencioso, comienza a dar signos de su existencia, traducidos en ocasiones en síntomas diversos que molestan e inquietan.
Los problemas más comunes de la próstata en varones que superan los 50 son las inflamaciones o infecciones (prostatitis) o el agrandemiento, que suelen ser, mayoritariamente, entidades de tipo benigno.
Una cuestión distintiva de la problemática de la próstata es que diversas afecciones pueden expresarse por síntomas semejantes. Es el caso de las infecciones prostáticas y del agrandamiento benigno de próstata, que se manifiestan por la necesidad imperiosa y urgente de orinar. También puede suceder que una misma afección, como en el mencionado agrandamiento prostático, pueda manifestarse en algunas personas como dificultades para emitir el chorro de orina y en otras por la necesidad de orinar en forma reiterada durante la noche.
Finalmente, es preciso saber que en muchos casos los síntomas más llamativos y molestos pueden corresponder a afecciones benignas y de fácil tratamiento, mientras que en otros casos afecciones graves, como el cáncer de próstata, puede pasar desapercibido (sin síntomas) durante un lapso prolongado.
Por este motivo, resulta imperioso en relación a la próstata, efectuar una serie de estudios y controles indicados por el urólogo, al que Ud. debiera concurrir ante la menor duda de algún trastorno de esta índole.

El camino hacia el diagnóstico

En primer lugar, la consulta con el urólogo se inicia como otras consultas con especialistas diversos: con un relato detallado del paciente, complementado con una serie de preguntas dirigidas por el profesional, para comenzar a encuadrar el padecimiento.
Tratándose de problemas de esta esfera es posible que algunos varones se sientan un tanto avergonzados o atemorizados y les resulte difícil encontrar las palabras que estiman más precisas para relatar lo que les sucede. Si Ud. es el afectado, no vacile en utilizar sus propias palabras (nadie le está tomando examen de sus conocimientos médicos…), tratando de ser lo más preciso posible en su narración. En este sentido resulta útil, antes de concurrir a la consulta, pensar (y anotar si es preciso) datos tales como tiempo desde el inicio de los síntomas, la frecuencia con la cual debe ir a orinar, la cantidad de veces que debe levantarse al baño por la noche, el grado de dificultad en comenzar a emitir el chorro de orina o incluso si debe ayudarse haciendo presión con las manos sobre la zona de la vejiga para poder orinar.
Estos datos servirán para orientar al profesional y abreviar la consulta médica.
A este relato pormenorizado, es factible que el urólogo le agregue algunas preguntas referidas a los posibles antecedentes de infecciones urinarias o tratamientos antibióticos por esa causa, el tipo de medicaciones que está recibiendo, la cantidad de líquidos que ingiere a lo largo del día, y las características de la orina (olor, color, etc.). A estas preguntas específicas, pueden agregarse otras respecto al consumo de alcohol, los antecedentes de cirugía en la zona abdominal o pelviana, y la existencia o no de sensación de no haber vaciado completamente la vejiga luego de orinar.
Esta parte de la consulta médica, puede parecer tediosa pero es imprescindible antes de avanzar con el resto de los exámenes diagnósticos. Además, sirve para “romper el hielo” entre Ud. y el profesional que lo asiste.
En una próxima nota, ampliaremos el tema de los procedimientos diagnósticos, pero entre tanto, recuerde que a la primera consulta es conveniente que lleve resultados de estudios recientes (de sangre y/o de orina), ecografías de aparato urinario (si posee) y el listado completo de medicaciones que utiliza.

La contaminación 'atasca' nuestras venas

El sucio aire que respiramos es perjudicial para nuestra salud. Las micropartículas que porta aumentan el riesgo de infarto, ictus, muerte cardiovascular y también, según las conclusiones de un nuevo trabajo, de trombosis venosa. Aunque en las ciudades y alrededores nos hayamos acostumbrado a ella, la contaminación tiene efectos muy nocivos para el organismo, en especial el humo de los combustibles. La exposición a las partículas que lo conforman junto con algunos gases, se ha asociado con un elevado número de enfermedades del corazón.
Un estudio publicado en el último número de la revista 'Archives of Internal Medicine' analiza por primera vez la relación entre estas pequeñas partículas y el riesgo de trombosis venosa (formación de coágulos en las piernas). Ochocientos setenta pacientes que habían sufrido esta patología entre 1995 y 2005 y 1.210 personas sanas tomaron parte en la investigación. Todos residían en la región de Lombardía (Italia).
Los autores dividieron el área de estudio en nueve regiones y recogieron datos sobre el nivel en el aire de partículas PM10 (con un diámetro inferior a 10 micras). En un primer análisis, los pacientes que habían sufrido tromboembolismo venoso solían vivir en zonas con mayor concentración de PM10 durante el año anterior al episodio. Para evitar posibles confusiones, se tuvieron en cuenta los factores de riesgo conocidos para esta enfermedad, como el tabaco. Tras ajustar los resultados, el vínculo se hizo aún más fuerte.
"Un aumento de 10 microgramos por metro cúbico de aire en el nivel de PM10 se asoció con un incremento del riesgo del 70%", señala el estudio, muy por encima del efecto del cáncer, la hospitalización, el uso de estrógenos y otras situaciones que se sabe predisponen a la formación de trombos en la circulación venosa de las piernas.
A tenor de estos resultados y de la extendida presencia de estas partículas en el ambiente, "nuestros hallazgos dibujan un nuevo y común factor de riesgo en la aparición de trombosis venosa profunda y, a la vez, añaden fuerza a la necesidad de establecer políticas más estrictas y continuar trabajando para reducir el impacto de la contaminación aérea urbana sobre la salud humana", señalan los autores, procedentes de la Escuela de Salud Pública de Harvard (Boston, Estados Unidos).

Una amenaza real en las ciudades


Las partículas de menos de 10 micras de diámetro son lo suficientemente pequeñas para penetrar hasta lo más profundo de los pulmones. En un primer momento se pensó que era en estos órganos donde se producía su efecto dañino pero ahora se sabe que es el sistema cardiovascular el que más sufre debido a la capacidad que se les supone a estas mini esferas de alterar la coagulación.
En el trabajo dirigido por Andrea Baccarelli, de la Universidad de Harvard (EEUU), además del citado aumento de la formación de trombos en las venas, se comprobó cómo aquellas personas que habían estado expuestas a mayores niveles de contaminación en los doce meses previos –los que vivían en Milán y alrededores- tenían tiempos de coagulación más cortos que los que habitaban en zonas más 'respirables' –los Alpes y el Valle de Valtellina-.
El límite aceptado en Estados Unidos para la concentración anual de PM10 es de 50 microgramos por metro cúbico de aire. Teniendo en cuenta los resultados obtenidos por Baccarelli, la exposición continuada a este nivel supondría un riesgo 10 veces superior de trombosis venosa, según explica Robert D. Brook, especialista en Medicina Cardiovascular de la Universidad de Michigan, en un editorial que publica la misma revista.
"Si futuros estudios corroboran estos hallazgos [...] quedará demostrado que los gastos sanitarios atribuidos a la contaminación aérea, ya de por sí tremenda, es mucho mayor de lo previsto", concluye Brook.
Cada año, cerca de 800.000 personas mueren como consecuencia de la polución ambiental, que se sitúa ya como la decimotercera causa de mortalidad mundial.

El Colesterol LDL y la HTA bajos reducen el riesgo de ECV

Los diabéticos con la presión sanguínea y la lipoproteína C por debajo de los niveles normales son menos propensos a desarrollar estenosis de la carótida, según un estudio coordinado por Barbara Howard, del Instituto de Investigación MedStar, en Hyattsville, que se publica en The Journal of the American Medical Association. Howard ha comparado la progresión de la enfermedad subclínica arteroesclerótica en 499 sujetos con diabetes tipo 2. Los participantes fueron asignados de forma aleatoria a un grupo que debía alcanzar niveles adecuados de la lipoproteína C inferiores a los 70 mg/dL y de la presión sanguínea a menos de 115 mm Hg, o a otro que debía alcanzar niveles inferiores a 100 mg/dL y de 130 mm Hg, respectivamente.
La estenosis de la carótida se redujo en el grupo del tratamiento agresivo y progresó en el control. Los índices de efectos adversos y relacionados con los hipotensores fueron más altos en el grupo de terapia agresiva. Los acontecimientos cardiovasculares no fueron significativamente diferentes.
Índices bajos
No obstante, los índices fueron bajos en ambos grupos y la progresión subclínica de la enfermedad fue más baja de lo que se esperaba en el grupo normal. Según Howard, los datos sugieren que el tratamiento mejoró las medidas cardiovasculares, con mayores beneficios atribuidos a los bajos niveles. Por el contrario, la autora ha señalado que la escasez de diferencias en la ocurrencia de episodios y el incremento de los efectos pueden atribuirse a la bajada de la presión sanguínea, que puede que no sea favorable a largo plazo.

Piense en el sexo para una vida mas saludable

Los expertos reunidos en el Congreso Nacional de Sexología (España) han analizado la importancia de la salud sexual. El sexo es salud, es bueno para nuestro cuerpo y nuestra mente, según defendieron los expertos una vez más durante el X Congreso Español de Sexología, celebrado en León. La sexualidad no sólo es generadora de satisfacción y placer, también tiene múltiples beneficios físicos y psicológicos. "Llevar una vida sexual plena favorece mantener en buenas condiciones el sistema cardiovascular al tratarse de una actividad física, además ayuda a combatir el estrés y la ansiedad, aumenta la autoestima, mejora el estado de ánimo y las relaciones de pareja, entre otros muchos beneficios", según explica Miren Larrazábal, psicóloga-sexóloga y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). En este sentido, hay estudios que revelan que las personas que no tienen una vida sexual satisfactoria son más propensas a sufrir depresión y otros trastornos.
Síntoma centinela
Por otra parte, también está comprobado que tener algún tipo de disfunción sexual puede enmascarar otras patologías metabólicas, hormonales o cardiovasculares, es lo que se denomina "síntoma centinela" porque avisa sobre el riesgo de otras afecciones. Por eso, se debe acudir al especialista ante la mínima sospecha, recuerda Miguel Ángel Cueto, psicólogo y presidente del Comité Organizador del Congreso.
No es cuestión de edad
La formación sobre salud sexual es "bastante mediocre". Para cubrir esta deficiencia la FESS ha tomado contacto con el Ministerio de Educación con el objetivo de que se enseñe a los niños temas de sexualidad a lo largo de todo el ciclo, que les ayude a prevenir enfermedades y abusos, y a disfrutar, detalla Larrazábal. En esta misma línea, durante el encuentro se puso de manifiesto la necesidad de ofrecer una información adecuada, veraz y libre de prejuicios a través de Internet, ya que es una herramienta habitual a la que recurren los jóvenes para resolver sus dudas y desechar mitos que aún perduran.
Asimismo, los especialistas hicieron hincapié en el tema de la sexualidad entre los mayores. "En edades maduras el sexo es diferente, pero no inexistente. Aunque hay más disfunciones, también hay más tratamientos que les permiten tener una vida sexual plena", concluyen.
Principales disfunciones
Mujeres.
Investigaciones recientes sugieren que aproximadamente un 40 por ciento de mujeres puede sufrir algún tipo de disfunción sexual. ¿La más común? La dificultad de alcanzar el orgasmo (sólo el 25 por ciento lo siente con la penetración, sin necesidad de estimulación del clítoris), seguido de dolor coital (profundo o superficial), y de la falta de deseo o dificultad para la excitabilidad. Hombres.
La más frecuente entre los hombres es la disfunción eréctil, un trastorno que se estima padecen dos millones de varones en España. Los afectados pueden tardar entre uno y cinco años en consultar y se estima que sólo un 16 por ciento recibe tratamiento, a pesar de tener solución. Detrás de esta disfunción se encuentran las dificultades en el control eyaculatorio (retardado o precoz) y la falta de deseo.
Terapia para mejorar la vida sexual de pareja.
Ante cualquier problema sexual, lo principal es no ocultarlo y acudir al especialista. La terapia de pareja insiste en que la disfunción es una responsabilidad mutua, no hay culpables. Se trata de aprender nuevas pautas de comportamiento con el objetivo de aumentar el placer y la satisfacción de ambos. Para ello se utilizan distintas estrategias como el entrenamiento de habilidades de comunicación, negociación, autocontrol emocional, autoafirmación, planificación del tiempo libre y actividades de ocio. Normalmente el experto establece 'tareas' una vez por semana y va dirigiendo el trabajo terapéutico, explica Larrazábal tras un taller práctico organizado por Bayer. Lo mejor: la terapia combinada y la implicación de la pareja.
Proyectos educativos para diversos colectivos
Educación sexual desde la consulta del pediatra.

Los niños y adolescentes tienen derecho a recibir una información y educación sexual, que no sólo contenga conocimientos sobre reproducción y genitalidad, sino también actitudes, habilidades y valores necesarios para disfrutar de su sexualidad tanto física como emocionalmente. En esta tarea, la familia juega un papel clave, pero otros agentes (educadores, personal sanitario, etc.) tienen mucho que aportar, como detalla la guía Atender y educar la sexualidad desde las consultas de pediatría, editada por la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF).
Según el sexólogo Carlos de la Cruz, el objetivo de esta educación es contribuir a que los chicos aprendan a aceptarse y a expresar su sexualidad sin consecuencias no deseadas y eliminando las desigualdades.
Atención en sexualidad a la población inmigrante. En el año 2006, entre el 40 y el 50 por ciento de las interrupciones voluntarias del embarazo practicadas en Madrid fueron en mujeres extranjeras. Esta situación, junto con el incremento del sida y otras enfermedades de transmisión sexual en inmigrantes, animó a la UNAF a poner en marcha un programa sobre sexualidad en este colectivo. Además de prevenir los embarazos no deseados, el objetivo es ir más allá. Se trata de enseñar a las mujeres a "decir que no, a atender a sus deseos, a protegerse, a disfrutar de las relaciones sexuales...", detalla María Victoria Ramírez, sexóloga de la organización. A través de talleres y folletos se les orienta sobre conductas preventivas y saludables. "Existe una importante demanda de asesoramiento entre las inmigrantes", según la experta.
Nadie debe resignarse y dejar de lado su sexualidad
¿Por qué llama tanto la atención ver a dos personas discapacitadas besándose? Esta imagen debería ser mucho más corriente y se tendría que ver con total normalidad porque se trata de individuos con las mismas necesidades y deseos que cualquier otra persona sin limitaciones, según José Bustamante, psicólogo y miembro del equipo Discasex (progra-ma de educación sexual para discapacitados físicos de la Comunidad Valenciana).Aunque no es lo mismo la afectación sexual de una persona que ha nacido con la discapacidad a la de otras que han tenido una vida sexual previa, "todos pueden adaptar la sexualidad a su propia circunstancia y disfrutar como el que más", indica. No obstante, la falta de información y los dictados sociales hacen que muchos afectados terminen por resignarse y dejen de lado el sexo. Hay que aumentar la ayuda y el asesoramiento.
Y en discapacitados intelectuales...
"La inteligencia y la sexualidad no están correlacionadas. Cualquier persona tiene instintos y deseos, por eso hay que enseñar a los discapacitados intelectuales a disfrutar y a sentir placer, siguiendo modelos saludables", según Gemma Deulofeu, psicóloga-sexóloga, que está llevando a cabo un programa de educación sexual-afectiva para estas personas en Barcelona. "Hay que educar y estimular en vez de prohibir", dice.