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La hipertensión y el aceite de oliva.


La grasa de las aceitunas actúa sobre la membrana de los glóbulos rojos

Los científicos han dado un paso más para afianzar con datos los beneficios del aceite de oliva virgen como componente de la dieta mediterránea. Un equipo dirigido por Valentina Ruiz Gutiérrez (del CSIC) ha descrito los mecanismos moleculares que explican por qué la dieta enriquecida con aceite de oliva virgen es capaz de reducir la presión arterial en pacientes hipertensos. El trabajo ha demostrado, explica el CSIC en un comunicado, que esta grasa comestible es capaz de modificar hacia la normalidad la estructura y composición lipídica de la membrana de los eritrocitos o glóbulos rojos, alterada en estos pacientes. El estudio fue realizado en 36 pacientes, después de un año de intervención en su alimentación con dieta mediterránea.Tras la intervención dietética, se apreció también un descenso en el contenido de colesterol en los eritrocitos de los pacientes estudiados, así como un incremento en algunos fosfolípidos de la membrana. Esta reestructuración de las propiedades físicas y químicas de la membrana de los eritrocitos fue observada mediante difracción de rayos X, en el Hasylab de Hamburgo, Alemania. "Estos datos sugieren que la dieta de estilo mediterráneo modifica la estructura de las membranas y afecta al metabolismo de las grasas, que está muy alterado en pacientes con hipertensión", explica Ruiz Gutiérrez en el comunicado. Los pacientes fueron reclutados para el proyecto PREDIMED, una iniciativa que pretende demostrar el papel de la dieta mediterránea en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular, en la que participan 7.300 pacientes. Este proyecto aportó en el año 2006 las primeras evidencias científicas de que la dieta mediterránea reduce los factores de riesgo cardiovascular. El estudio, en el que participan investigadores del Instituto de la Grasa (CSIC) y de la Universidad de las Islas Baleares, junto con grupos de Sevilla, Málaga y Barcelona, se publica en el último número de la revista Hypertension.

La artritis es peligrosa para el corazón

Problemas articulares, ése quizás sea el lado más conocido de enfermedades reumáticas como la artritis reumatoidea, la artritis psoriásica o la espondilitis anquilosante. Sin embargo, cada vez es mayor el cúmulo de evidencias que demuestra que estas afecciones autoinmunes, en las que las defensas del organismo se vuelven contra los tejidos que conforman las articulaciones, también afectan al corazón.

"Empezamos a encontrar evidencias que demuestran que pacientes con estos procesos desarrollan eventos cardiovasculares con mayor frecuencia que la población normal. En artritis reumatoidea, por ejemplo, los estudios han demostrado que el riesgo de desarrollar un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular (ACV) es de aproximadamente el doble", dijo a La Nacion el doctor Miguel Angel González-Gay, del Servicio de Reumatología del Hospital Xeral Calde de Lugo, España.

De visita en la Argentina, para participar del 42° Congreso Argentino de Reumatología, este reumatólogo español presentó los resultados de recientes estudios que alertan sobre el riesgo cardiovascular asociado a las enfermedades reumáticas autoinmunes, que señalan la necesidad de tratar no sólo esas afecciones, sino también los factores de riesgo cardiovascular de estos pacientes.

González-Gay explicó que, independientemente de los factores de riesgo clásicos ?hipertensión, colesterol elevado, sobrepeso, sedentarismo, glucosa elevada en sangre? que pueda presentar el paciente, "la presencia de un fenómeno inflamatorio persistente y sostenido, como el que se asocia a las enfermedades reumáticas autoinmunes, acelera la aterosclerosis".

Tan sólo la artritis reumatoidea (ver ilustración) afecta a aproximadamente el 1% de los argentinos.

Como la diabetes

"Hoy está bien establecido que el riesgo cardiovascular de una persona con artritis reumatoidea es igual al de un paciente con diabetes tipo II", afirmó González-Gay. De ahí su consejo de que los médicos reumatólogos estén atentos no sólo a cómo la enfermedad afecta las articulaciones, sino también a eventuales signos del avance de la enfermedad cardiovascular.

Así, los niveles de presión arterial, de colesterol, de glucosa en sangre, pero también si el paciente fuma, si es sedentario o si está excedido de peso deben ser aspectos por discutir y evaluar en la consulta periódica con el reumatólogo, ya que todos ellos inciden sobre la salud cardiovascular.

Existen, además, métodos diagnósticos específicos que han demostrado ser efectivos para el seguimiento cardiovascular de estos pacientes. "Uno de los más comúnmente usados es el estudio ultrasonográfico de la arteria carótida, que permite establecer el riesgo de desarrollar eventos cardíacos, como el infarto", señaló el reumatólogo.