Cada día que pasa gana protagonismo la gerontología cultural, una disciplina que apuesta por cambios sociales para un envejecimiento con calidad.
En Lleida (España) se han reunido recientemente 150 expertos de todo el mundo en el primer simposio celebrado en el sur de Europa sobre esta materia, muy estudiada en los países nórdicos. Durante esas jornadas se defendió que la sociedad, en contra de las teorías que relacionan gente mayor con gasto, puede sacar un beneficio económico al progresivo aumento de la esperanza de vida. La longevidad creciente suele plantearse como una mala noticia.
Y eso es un error, asegura Tom Kirkwood, director del Instituto para el Envejecimiento y la Salud de la Universidad de Newcastle. Kirkwood fue uno de los ponentes del simposio sobre gerontología cultural y tiene un discurso que rompe esquemas.
Hace más de 30 años que investiga y trabaja en temas relacionados con el envejecimiento y asegura que la sociedad aún no se ha dado cuenta de que el aumento de la esperanza de vida es rentable. Y puso como ejemplo un estudio realizado en Chicago, entre los años 1970 y 2000. Este médico habla de billones de dólares.
'Cómo se gana ese dinero?
"Buena parte de ese beneficio se obtiene de trabajos no remunerados, pero que si no los hiciese ese colectivo tendrían que pagarse", dice Tom Kirkwood. "Llevar a los nietos a la escuela y ayudar en otras tareas familiares o participar en programas de voluntariado son sólo algunos de los trabajos que aportan beneficios a la sociedad", añade este médico. Y si la esperanza de vida aumenta con calidad, esas tareas -para las que habría que contratar personal- se prolongan en el tiempo.
"El cuerpo no está preparado para morir, sino para sobrevivir", asegura. "Lo que ocurre con un organismo -añade- es lo mismo que pasa con lo dibujado o escrito en una hoja que fotocopiamos una y otra vez." Cada vez cuesta más ver las letras o la ilustración.
El secreto está en saber envejecer. Este experto en gerontología cultural admite que seguir unos hábitos saludables ayuda a sumar años con calidad, pero recalca que hay otros factores -además de la dieta o el ejercicio- que tienen un papel importante en prolongar la esperanza de vida.
El profesor de la Universitat de Lleida Brian Worsfold indica que los factores biomédicos "aunque tienen mucha importancia, sólo sumarían el 20% del total de las causas que influyen en un envejecimiento con más o menos calidad".
El resto afecta a otros factores, la mayoría relacionados con el entorno o modos de vida. Vivir en un barrio donde hay poca actividad u ofertas de ocio, un trabajo en condiciones precarias o la falta de programas sociales son algunas de esas circunstancias que a la larga pasan factura.
La prueba está en estudios como el hecho en Glasgow. La esperanza de vida es 28 años mayor entre barrios que sólo están separados por 13 kilómetros.
Lo habitual es comparar la esperanza de vida entre países pobres y ricos. Con esta vara de medir la Organización Mundial de la Salud ha constatado, por ejemplo, que una mujer de Japón vive una media de 42 años más que una de Lesoto.
Pero estudios hechos en una misma ciudad han constatado que el estatus socioeconómico o la cultura resultan, también, determinantes en esas diferencias en esperanza de vida entre grupos separados por muy pocos kilómetros.
....."Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder." Mateo 5:14
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