La Cartera Sanitaria manifiesta que la influenza, como es una afección por virus, generalmente afecta a las defensas del paciente, y eso puede acarrear complicaciones ocasionando graves daños, especialmente en pacientes debilitados o que se encuentran con las defensas disminuidas.
Cabe resaltar que la influenza de por sí produce síntomas que en ocasiones contribuyen al desarrollo de enfermedades graves, especialmente si afecta al aparato respiratorio.
En un paciente debilitado bajo la afección cardiaca, los síntomas de la gripe pueden aparecer de forma mucho más severa, ocasionando una insuficiencia respiratoria y como consecuencia una neumonía, que puede llevar incluso al deceso. Para prevenir estos daños, se destaca el papel fundamental que desempeña la dosis anti influenza en los grupos considerados vulnerables.
Se aconseja la aplicación de la dosis antigripal de forma necesaria a personas que se encuentran con algún comprometimiento cardiológico, y a aquellas que padecen de hipertensión sin ninguna complicación a nivel de la esfera cardiaca. A este grupo deben incluirse los que se hallen asociados a otros factores de riesgo como la diabetes, o alguna situación de enfermedad respiratoria crónica. Es importante recordar que la vacuna sirve para prevenir y no para tratar la enfermedad ya declarada.
Si presenta alguno de estos síntomas: fiebre, tos, dolor de garganta o cefalea, contacte con el centro de salud más cercano. La consulta precoz puede impedir que los cuadros se compliquen.
Gripe o influenza: es una de las enfermedades respiratorias virales más contagiosas y severas. Puede derivar fácilmente en infecciones respiratorias agudas, como bronquitis y neumonía. Los síntomas iniciales son parecidos al de un resfriado, pero mucho más agresivos. Se caracterizan por fiebre muy alta, compromiso respiratorio, congestión nasal, de oídos, decaimiento mayor, sensación de ahogo y malestar severo. Los más pequeños suelen presentar náuseas y vómitos que podrían deshidratarlos. Se puede contraer desde el primer día de vida y como la vacuna está aprobada sólo para mayores de seis meses, las precauciones en los menores deben ser dobles.
Se transmite a través de las gotas de saliva diseminadas en el aire al hablar, toser o estornudar, y a través de las manos u objetos contaminados con el virus. En los niños se desarrollan con mayor facilidad complicaciones como laringitis, otitis, sinusitis y bronquitis. De no tratarse, podría comprometer otros órganos como las meninges.
Salud insta al grupo considerado de riesgo, inmunizarse contra la influenza, de forma a evitar posibles complicaciones y desenlaces fatales.
Fuente: MSP
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