Con la llegada del invierno y la bajada de temperaturas también aparecen enfermedades propias de temporada, como pueden ser la gripe, pero también los resfriados o catarros más comunes. Saber diferenciarlos es más importante de lo que parece, porque, según el Grupo de Estudio para la Gripe, conocer la diferencia entre las dos enfermedades es importante porque en determinadas personas las complicaciones de la gripe pueden llegar a ser fatales.
«En el resfriado común, las complicaciones son menos frecuentes y la duración global de los síntomas suele ser menor, de 3 a 5 días, dependiendo de los caso. Por su parte, la gripe puede ser muy grave en los niños y en las personas mayores, además de en aquellos pacientes que son de alto riesgo por tener enfermedades como diabetes y asma. Distinguir la gripe del resfriado común permite manejar de una forma más efectiva los pacientes con mayor riesgo».
La gripe es una enfermedad respiratoria aguda causada por el virus de la influenza. Es diferente del resfriado o del catarro común, ya que mientras los catarros suelen provocar mucosidad, tos y síntomas respiratorios leves, rara vez causan fiebre ni malestar general. En cambio, la gripe sí ocasiona una fiebre e intensas molestias físicas. Sus síntomas suelen tener un comienzo súbito y mantenerse entre una y dos semanas.
Dos características definen claramente la gripe:
1. Su elevada contagiosidad: El virus gripal se presenta cada año, durante los meses de invierno, provocando epidemias o brotes epidémicos. Se transmite de persona a persona a través de las secreciones que los afectados expulsan al hablar, toser o estornudar, de forma indirecta a través de las manos y también, a veces, a través de objetos que hayan estado en contacto con las secreciones. Cada persona afectada de gripe es capaz de contagiar a entre 1 y 2 personas, normalmente a aquellos con un contacto más estrecho como familiares o compañeros de trabajo. En cada temporada puede afectarse entre un 5-15% de la población. Excepcionalmente, en una pandemia, la contagiosidad puede ser muy superior.
2. La alta capacidad de mutación del virus: Los virus de la gripe cambian de temporada en temporada, por lo que la población puede tener una protección limitada frente a los nuevos patógenos circulantes. Dicha capacidad obliga a que la vacuna deba actualizarse cada temporada y administrarse anualmente.
¿Cómo prevenir la gripe?
La mejor forma de prvenir la gripe es mediante la vacunación estacional. En España, según el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud la vacunación está especialmente recomendada para estos grupos der personas:
1. Mayores de 60/65 años, especialmente aquellos que conviven en instituciones cerradas.
2. Menores de 65 años que presentan una condición clínica especial:
- Niños/as (mayores de 6 meses) y adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares o pulmonares (incluyendo: displasia bronco-pulmonar, fibrosis quística y asma) o con enfermedades metabólicas crónicas, incluyendo: diabetes mellitus, obesidad mórbida (índice de masa corporal igual o superior a 40), insuficiencia renal, enfermedad hepática crónica, enfermedades neuromusculares graves o inmunosupresión (incluyendo la originada por la infección por VIH o por fármacos o en los receptores de trasplantes) y enfermedades que conllevan disfunción cognitiva.
- Personas que conviven en residencias, instituciones o en centros de asistencia a enfermos crónicos de cualquier edad.
- Niños de 6 meses a 18 años, que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico, debido a la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye tras la gripe.
3. Personas que pueden transmitir la gripe a aquellas que tienen un alto riesgo de presentar complicaciones: Trabajadores de los centros de atención primaria, especializada y hospitalaria, tanto públicos como privados; personas que trabajan en instituciones geriátricas o en centros de atención a enfermos crónicos, o que proporcionen cuidados domiciliarios a pacientes de alto riesgo o ancianos, y aquellas que conviven con otras que pertenecen a alguno de los grupos de riesgo, por su condición clínica especial.
4. Mujeres embarazadas: En cualquier trimestre.
5. Otros grupos en los que se recomienda la vacunación son los trabajadores de servicios públicos esenciales (Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, bomberos, servicios de protección civil, personas que trabajan en los servicios de emergencia sanitarios, etc.). También debería vacunarse aquellas personas que van a hacer un viaje internacional, especialmente si presentan un mayor riesgo de complicaciones de gripe, y que se dirigen a zonas tropicales en cualquier época del año o viajen al hemisferio sur entre los meses de abril a septiembre o al hemisferio norte entre octubre y marzo o aquellas que se dirijan a zonas donde existen brotes de gripe aviar altamente patogénica especialmente.
6. En la actualidad, también se está barajando incluir dentro de los grupos de riesgo a los fumadores (más de 10 cigarrillos al día) y a los consumidores de alcohol (80 gr. diarios), ya que el tabaco disminuye los mecanismos de defensa locales y hace a la persona más susceptible a afecciones respiratorias, mientras la ingesta de alcohol altera los mecanismos defensivos celulares.
Sin embargo, y a pesar de que la OMS y la Comisión Europea han solicitado a los países que se aseguren de que el 75% de la población de riesgo se vacuna anualmente contra la gripe, en España las coberturas vacunales en estos grupos apenas .alcanzan estas cifras y, en algunos casos, como los profesionales sanitarios y colectivos como bomberos o policía, la cifra apenas llega al 25%.
Pero además de vacunarse existen una serie de medidas que se deben adoptar en los periodos epidémicos de gripe
1. Lavarse las manos frecuentemente: Las gotitas que se expulsan al estornudar, toser o hablar pueden quedar en las manos y en ellas el virus puede sobrevivir unos minutos.
2. Limpiar las superficies de contacto: Las gotitas pueden también depositarse en pomos, teléfonos, interruptores, cubiertos…
3. Al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel y desechar este pañuelo a continuación.
4. Evitar el contacto cercano (besos y abrazos) con personas que tengan gripe.
5. Evitar compartir vasos, cubiertos y otros objetos que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones.
6. Evitar los locales cerrados o con aglomeraciones, ya que son lugares de fácil transmisión del virus gripal.
¿Cómo prevenir un resfriado?
María Dolores Rodríguez, especialista de la Unidad de Medicina de Familia de la Clínica La Luz de Madrid, ofrece algunos consejos:
- Higiene: Los catarros se pueden tratar de evitar siguiendo unas sencillas pautas, como lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, evitando tocarse boca, ojos o nariz antes de hacerlo; tener cuidado si se comparte el teléfono o el teclado con varias personas y tener limpios estos dispositivos, o ventilar frecuentemente, especialmente si se va a pasar un periodo prolongado de tiempo compartiendo la misma estancia con otras personas.
- Adiós al tabaco. La exposición al humo del tabaco irrita las mucosas de las vías respiratorias, haciéndolas más permeables a la penetración de virus y bacterias, por lo que hay que evitarlo siempre.
- Remedios ‘caseros’. El descanso, una alimentación rica en vitaminas y minerales y una adecuada hidratación harán que nos encontremos mejor y prepararán mejor al organismo para combatir el resfriado. Otra medida que se puede tomar es realizar lavados nasales con suero fisiológico.
- Responsabilidad social: Evitar el contagio a las personas del entorno. Una vez que una persona contrae un catarro debe tratar de evitar propagarlo a las personas de su entorno. Por ello debe lavarse las manos con frecuencia, sobre todo tras estornudar; taparse nariz y boca al estornudar con un pañuelo de papel desechable y mantener una distancia prudencial con el resto de la gente, especialmente con niños y ancianos, hasta que remita el resfriado.
Y si a pesar de todas estas medidas de prevención se contrae la gripe o un catarro, existen medidas que harán que no nos compliquen demasiado la vida:
En el caso del resfriado común no existe tratamiento farmacológicoque cure o prevenga el resfriado porque puede estar causado por más de 200 virus que aprovechan el descenso de las temperaturas para transmitirse. Sin embargo, una vez que se han reconocido los síntomas se pueden seguir unas pautas:
- Hay que reconocer los síntomas a tiempo, como el dolor de garganta y la aparición de mucosidad son los primeros. Después viene la fiebre por debajo de los 38 grados que puede durar hasta cuatro días, la astenia, la tos, los estornudos, el dolor de cabeza y muscular y el tener los ojos llorosos.
- Ir al médico solamente cuando los síntomas se agudicen o resulten más persistentes de lo normal: fiebre por encima de los 38 grados, dificultad respiratoria, o los síntomas superan los diez días de duración.
- Y sobre todo NO usar antibióticos. Es un error muy común cuando el enfermo se automedica. «El catarro común está causado por virus, no por bacterias, y que por tanto el antibiótico no sirve para el tratamiento de esta patología», dice la doctora Rodríguez. «Al contrario, puede provocar un mayor debilitamiento del sistema inmune del paciente y crear resistencias que minen la efectividad de este fármaco cuando su uso sea el indicado». Recurrir solo a fármacos que tratan y atenúan sus síntomas, como analgésicos o antiinflamatorios. No se recomiendan los antitusivos, aunque haya tos persistente.
¿Y para la gripe?
Es cierto que tampoco hay cura para la gripe. Los antibióticos no sirven para tratar los virus aunque si existen unas medidas generales para combatir los síntomas de ambas enfermedades que podrían resumirse en beber suficiente cantidad de líquidos; hacer reposo y emplear un humidificador. Los analgésicos, antitusígenos o descongestionantes puede ayudar a aliviar aunque será su médico quien debe indicar cual es el más conveniente y las cantidades administradas.
Los especialistas recomiendan emplear un antigripal que contiene varios medicamentos eficaces frente a los síntomas de estas infecciones. Los principales medicamentos empleados en los preparados antigripales son:
- Descongestionantes nasales, contra la nariz tapada
- Antitusígenos contra la tos irritativa
- Expectorantes y mucolíticos, contra la tos con mucosidad
- Antihistamínicos, contra la secreción líquida por la nariz
- Analgésicos-antitérmicos, contra la fiebre y los dolores generalizados y de cabeza.
Para el tratamiento de la gripe también se pueden administrar antivíricos que deben ser tomados para que sean eficaces dentro de las primeras 48 horas de la infección. Pero simplemente consiguen que la infección sea más leve.
Fuente: abc.es