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La deshidratación afecta incluso al estado de animo

El agua es el principal nutriente del cuerpo humano y está presente en un 60% del peso (un 80% en el caso de los recién nacidos), por lo que es vital mantener la hidratación para evitar efectos nocivos para la salud ya que puede causar la muerte si perdemos entre un 8 y un 10% de líquido.
De su importancia se ha hablado esta semana en el I Congreso Internacional y III Nacional de Hidratación, que ha tenido lugar en Madrid y donde se han debatido más de noventa investigaciones relacionadas con la hidratación, la "cenicienta" de la nutrición, como ha dicho en rueda de prensa el presidente de Coca-Cola España, Marcos de Quinto, organizador del encuentro, ya que la investigación científica es relativamente joven. 

Y es que el agua afecta incluso al estado anímico, sobre todo a las poblaciones más frágiles: niños y ancianos. El profesor Ángel Gil, presidente de la Sociedad Española de Nutrición y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada, ha destacado un estudio que prueba que los ancianos más deprimidos son los que menos beben, mientras que aquellos más hidratados tienen mejor capacidad afectiva y cognitiva. 

"Los ancianos empiezan a no sentir la sensación de sed", ha apuntado Gil, y esa es una señal de alarma. Los mayores deben beber "antes de tener sed porque cuando la tienen la deshidratación ya es intensa". Los niños son otro grupo de riesgo, en especial si pierden líquido por vómitos y diarreas, aunque en España existe una buena praxis pediátrica que evita situaciones límite.

Pero, en general, las poblaciones no están del todo concienciadas de sus necesidades de hidratación. Deben saber que es aconsejable que de los 2-2,5 litros de líquido diarios un 80% debe proceder de bebidas y el otro 20% de los alimentos, en especial las frutas. El profesor Luis Serra-Majem, presidente de la Academia Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, ha señalado que una orina concentrada y oscura es la muestra de que tenemos bajo el nivel de hidratación, mientras que una orina casi transparente es señal de sobrehidratación, que tampoco es aconsejable. "Hay que tomar 200 o 300 mililitros de líquido a la hora u ocho raciones al día", ha indicado. Ángel Gil ha comentado que "todas las bebidas hidratan, excepto las alcohólicas". Refrescos, infusiones, caldos, leche... contribuyen a la hidratación "pero no son indispensables" como lo es el agua. En caso de actividad física intensa o de enfermedad es conveniente reforzar con bebidas que favorezcan la reposición de electrolitos.

En el congreso de Madrid se ha vuelto a recordar que ya solo una deshidratación del 2% afecta al rendimiento y a las habilidades cognitivas. Sería el caso de la coordinación viso-motora, la atención y la memoria a corto plazo y, en niveles superiores, puede provocar fatiga, somnolencia y riesgo de accidente laboral. Según Serra-Majem, tras ocho horas de sueño podemos perder un 1 o 2% de líquido y que, si no se repone al despertar, cuando ya nos encontramos en el umbral de sentir sed, puede afectarnos "a la memoria, a la capacidad intelectual, sufrir falta de concentración, cansancio, riesgo de accidentes laborales y dolores de cabeza". 

Este catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas ha presentado una investigación que relaciona la falta de líquido en el organismo con las cefaleas, en especial en aquellas personas que no consumen las recomendaciones de ingesta diaria (2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres).

Fuente: 20minutos.es/

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