Sin embargo, la somatización no es un problema mental, sino la consecuencia de la relación entre mente y cuerpo. No sólo todas las enfermedades son psicosomáticas, sino que los síntomas que se manifiestan en nuestros cuerpos están posibilitados por el tipo de personalidad.
En una entrevista con Infobae, el médico Luis Chiozza –director del Centro Weizsaecker de Consulta Médica y del Instituto de Docencia e Investigación de la Fundación Luis Chiozza, presidente honorario del Istituto di Ricerca Psicosomatica-Psicoanalitica Arminda Aberastury de Perugia, Italia y quien recibió un premio Konex en Psicoanálisis en 1996- explicó por qué nuestra mente puede enfermar a nuestro cuerpo.
El especialista es autor de numeroso libros, entre los que se incluyen “Cáncer. ¿Por qué a mí, por qué ahora?”,“Hipertensión ¿Soy, o estoy, hipertenso?“, ”¿Por qué enfermamos? La historia que se oculta en el cuerpo” y “Medicina y psicoanálisis: Indagaciones sobre la relación entre el cuerpo y el alma”, “Intimidad, sexo y dinero. ¿Alguien sabe quién soy?” y “¿Para qué sirve el psicoanálisis? El qué-hacer con el paciente”. En 2009 la Universidad Nacional de Río Cuarto le otorgó al Dr. Chiozza el título de “Doctor Honoris Causa” en reconocimiento por sus desarrollos científicos y sus cualidades personales.
¿Qué es somatizar?
Se suele hablar de somatización cuando se piensa que hay trastornos físicos que se originan psíquicamente. Sigmund Freud, indagando en lo que ocurría en la histeria, descubrió que lo reprimido suele retornar a la conciencia bajo la forma de un signo o un síntoma que en algunas ocasiones se registra o se interpreta como una enfermedad que se origina en el cuerpo.
En la jerga de la especialidad, se lo suele denominar “soma”. Sostuvo entonces que en esos casos las cosas ocurrían como sí un acontecimiento psíquico se hubiera convertido en un trastorno somático.
Con el tiempo, y a medida que se fueron encontrando nuevos testimonios de que diversos trastornos emocionales se manifestaban como alteraciones patológicas de las funciones o las estructuras del cuerpo, se fue perdiendo el carácter metafórico de la primera postulación freudiana, y el “como sí” utilizado por el creador del psicoanálisis se fue trasformando en un “mecanismo de conversión” de fenómenos psíquicos en fenómenos somáticos. Se comenzó a hablar entonces de somatización y de trastornos físicos que se originaban psíquicamente, como suelen decirse, psicosomáticos.
¿Por qué ocurre la somatización? ¿Qué explicación tiene?
La somatización ocurre porque lo reprimido, ejerciendo la presión creciente de una necesidad insatisfecha, logra expresarse a través de un síntoma que mantiene oculto su significado.
La explicación de cómo ocurre ese supuesto “salto” de la mente al cuerpo constituyó siempre un misterio insondable de la psicosomática. Pero la vida está llena de misterios que la experiencia repetida nos acostumbra a tolerar. No ha sido el misterio el que impulsó la psicosomática hacia nuevos horizontes, sino la observación, cada vez más frecuente, de que, cuando un ser humano se enferma, su cuerpo, su alma, y el espíritu de la comunidad que habita, siempre participan en la enfermedad.
¿Hay algún modo de evitar somatizar? ¿Cualquier enfermedad puede ser psicosomática?
El concepto de somatización, que conduce a dividir las enfermedades en algunas que se originan en la mente y otras que se originan en el cuerpo, se difundió rápidamente. Es necesario reconocer, sin embargo, que simplifica excesivamente la cuestión, omitiendo que la idea de somatización nació como una forma, metafórica, de referirse a un hecho cuya intimidad se desconocía.
Freud nos ayuda a comprender que lo que llamamos cuerpo y lo que llamamos alma son dos maneras de contemplar a una misma realidad. No tenemos dos bocas, una que es del cuerpo y otra que es del alma, tenemos una sola. Cuando masticamos un caramelo, o cuando damos un beso, lo hacemos con el cuerpo y con el alma; y lo mismo ocurre cuando nos enfermamos.
Podemos decir entonces que todas las enfermedades son psicosomáticas, por la sencilla razón de que el hombre mismo es psicosomático, dado que psíquico y somático son como dos caras de una misma moneda. Queda claro entonces que eso no significa sostener que una de esas dos caras es la causa de lo que ocurre en la otra, ya que ambas se constituyen y evolucionan juntas. Descubrir el significado que, más allá de la consciencia, se expresa en una enfermedad, no lleva implícito afirmar que ese significado es una causa o un factor que altera el cuerpo (o que se somatiza), dado que el significado y la alteración son dos aspectos de una misma cosa, como sucede con las ondas “físicas” del sonido de una palabra y con su significado.
Cada enfermedad surge con su propio y específico significado inconsciente que, para ser descubierto, exige un trabajo de investigación que demanda, a veces, de un esfuerzo prolongado y compartido con otros colegas. Hay algunos trastornos que permanecen cercanos a la consciencia, como ocurre, por ejemplo, con la vinculación de la diarrea con el miedo, o el infarto cardíaco con una ofensa profunda que constituye una ignominia. El lenguaje habitual lo testimonia, cuando suele usar expresiones como se me parte el corazón”. Hay otros, sin embargo, como el cáncer o la hipertensión, cuyos significados se reprimen más profundamente.¿De qué modo podemos protegernos de la somatización?
Modificar algunos rasgos del carácter, que se ha configurado con esfuerzo desde las primeras experiencias infantiles, no puede ser un procedimiento fácil ni sencillo. Por este motivo, una psicoterapia que se proponga influir en el decurso de una enfermedad del cuerpo sólo encontrará en un psicoanálisis emprendido con solvencia, seriedad y esmero, los recursos necesarios.
Un procedimiento que, aunque en lo que se refiere a modificar algunos rasgos del carácter no puede sustituir a un psicoanálisis prolongado, es el método que denominamos “estudio patobiográfico”, diseñado con el fin de influir sobre el curso de un proceso patológico en el tiempo breve que la evolución de algunas enfermedades exige.
Cuando un paciente consulta por un estudio patobiográfico, debe solicitar una entrevista en la que se determina la posibilidad de realizar el estudio y el tipo a realizar, ya sea que se trate de un niño, un adolescente o un adulto.Se determina también si se realizará en los tiempos habituales (40 a 45 días) o si la situación demanda una realización más urgente. En esa entrevista se designa además al profesional que efectuará una biográfica del paciente y al equipo clínico necesario, de acuerdo con la patología. Cuando se trata de un niño o de un adolescente se incluye en el procedimiento a los padres.
La explicación de cómo ocurre ese supuesto “salto” de la mente al cuerpo constituyó siempre un misterio insondable de la psicosomática. Pero la vida está llena de misterios que la experiencia repetida nos acostumbra a tolerar. No ha sido el misterio el que impulsó la psicosomática hacia nuevos horizontes, sino la observación, cada vez más frecuente, de que, cuando un ser humano se enferma, su cuerpo, su alma, y el espíritu de la comunidad que habita, siempre participan en la enfermedad.
¿Hay algún modo de evitar somatizar? ¿Cualquier enfermedad puede ser psicosomática?
El concepto de somatización, que conduce a dividir las enfermedades en algunas que se originan en la mente y otras que se originan en el cuerpo, se difundió rápidamente. Es necesario reconocer, sin embargo, que simplifica excesivamente la cuestión, omitiendo que la idea de somatización nació como una forma, metafórica, de referirse a un hecho cuya intimidad se desconocía.
Freud nos ayuda a comprender que lo que llamamos cuerpo y lo que llamamos alma son dos maneras de contemplar a una misma realidad. No tenemos dos bocas, una que es del cuerpo y otra que es del alma, tenemos una sola. Cuando masticamos un caramelo, o cuando damos un beso, lo hacemos con el cuerpo y con el alma; y lo mismo ocurre cuando nos enfermamos.
Podemos decir entonces que todas las enfermedades son psicosomáticas, por la sencilla razón de que el hombre mismo es psicosomático, dado que psíquico y somático son como dos caras de una misma moneda. Queda claro entonces que eso no significa sostener que una de esas dos caras es la causa de lo que ocurre en la otra, ya que ambas se constituyen y evolucionan juntas. Descubrir el significado que, más allá de la consciencia, se expresa en una enfermedad, no lleva implícito afirmar que ese significado es una causa o un factor que altera el cuerpo (o que se somatiza), dado que el significado y la alteración son dos aspectos de una misma cosa, como sucede con las ondas “físicas” del sonido de una palabra y con su significado.
Cada enfermedad surge con su propio y específico significado inconsciente que, para ser descubierto, exige un trabajo de investigación que demanda, a veces, de un esfuerzo prolongado y compartido con otros colegas. Hay algunos trastornos que permanecen cercanos a la consciencia, como ocurre, por ejemplo, con la vinculación de la diarrea con el miedo, o el infarto cardíaco con una ofensa profunda que constituye una ignominia. El lenguaje habitual lo testimonia, cuando suele usar expresiones como se me parte el corazón”. Hay otros, sin embargo, como el cáncer o la hipertensión, cuyos significados se reprimen más profundamente.¿De qué modo podemos protegernos de la somatización?
Modificar algunos rasgos del carácter, que se ha configurado con esfuerzo desde las primeras experiencias infantiles, no puede ser un procedimiento fácil ni sencillo. Por este motivo, una psicoterapia que se proponga influir en el decurso de una enfermedad del cuerpo sólo encontrará en un psicoanálisis emprendido con solvencia, seriedad y esmero, los recursos necesarios.
Un procedimiento que, aunque en lo que se refiere a modificar algunos rasgos del carácter no puede sustituir a un psicoanálisis prolongado, es el método que denominamos “estudio patobiográfico”, diseñado con el fin de influir sobre el curso de un proceso patológico en el tiempo breve que la evolución de algunas enfermedades exige.
Cuando un paciente consulta por un estudio patobiográfico, debe solicitar una entrevista en la que se determina la posibilidad de realizar el estudio y el tipo a realizar, ya sea que se trate de un niño, un adolescente o un adulto.Se determina también si se realizará en los tiempos habituales (40 a 45 días) o si la situación demanda una realización más urgente. En esa entrevista se designa además al profesional que efectuará una biográfica del paciente y al equipo clínico necesario, de acuerdo con la patología. Cuando se trata de un niño o de un adolescente se incluye en el procedimiento a los padres.
Fuente: diariovictoria.com.ar
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