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El virus que ayuda a curar el cáncer provocando al sistema inmune

Cualquier noticia en la lucha contra el cáncer es bienvenida. Encontrar la cura sería lo mejor, pero mientras damos con ello hay que encontrar nuevos tratamientos para tratar los tumores. 

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Algo que evite emplear las técnicas actuales – quimio- y radioterapia, principalmente – que tienen una gran efectividad pero muchos efectos secundarios. Por ejemplo, lo que se expone en un artículo reciente: utilizar virus para provocar al sistema inmune para que acabe con los tumores.

La verdad es que se trata de una solución elegante. La idea es utilizar el sistema de defensa de nuestro cuerpo para atacar algo que daña a nuestro cuerpo. Lo que ocurre es que el sistema inmune no reconoce los tumores como algo “extraño” o perjudicial, y por eso no lo ataca.

Caption para la foto: Imagen de microscopía electrónica del virus empleado. Crédito: © UNIGE / Doron Merkler

Bueno, no es del todo así. El sistema inmune sí reconoce muchos tumores como algo a lo que atacar. Y lo hace. Pero ciertas células tumorales consiguen “esconderse”, y son las que producen los cánceres. El objetivo es conseguir que nuestras defensas vuelvan a reconocer como “enemigos” a estas céllas.

Lo interesante es que el sistema inmune aprende a reconocer a los patógenos. Por eso hay muchas enfermedades que sólo se pasan una vez en la vida. Nos infectamos con algo, nuestras defensas aprenden a reconocerlo, y cuando se da el siguiente encuentro el sistema inmune reacciona.

Así que los ingredientes están, sólo hay que juntarlos. Que decirlo es muy fácil, pero ponerlo en marcha no tanto. Aquí es donde está la parte elegante del artículo, en que han sido capaces de encontrar la manera de enseñarle a nuestras defensas quiénes son nuestros enemigos.

Los investigadores han escogido un virus que infecta tanto a roedores como a humanos. De esta manera, pueden realizar experimentos en animales de laboratorio que son directamente trasladables a humanos, un diseño bien escogido.

Pero tiene otra característica. El virus de la coriomeningitis linfocítica, que es el que se ha escogido, genera muy pocos problemas de salud. En un adulto sano es muy raro que siquiera provoque síntomas, lo que facilita mucho su empleo en investigación y biomedicina.

Claro, que el virus en sí mismo no serviría para luchar contra el cáncer. Lo que han hecho los investigadores es modificarlo para que produzca una serie de proteínas que aparecen en células tumorales. De esta manera, cuando el sistema inmune aprende a resistir la infección del virus, lo que está usando como señal es una proteína tumoral. Dicho de manera sencilla: la marca que hace que las defensas ataquen son proteínas de cáncer.

Y cuando las reconoce atacan. Vaya si lo hacen. Cuando se da la señal, se reclutan linfocitos-T citotóxicos. Que suelen recibir otro nombre mucho más claro: células asesinas – en inglés son natural killer cells, células asesinas natas. La función de estos linfocitos es la que su nombre da a entender. Acaban con las células señalizadas mediante distintos mecanismos. Pero con una efectividad… brutal, sería el mejor término.

La estrategia es elegante, y parece que los efectos secundarios serían muy pequeños o prácticamente inexistentes. Pero aún queda investigación por hacer y trabajo para lograr que se convierta en una terapia efectiva.

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