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Prevención del ictus

Existen una serie de medidas que ayudan eficazmente a prevenir los accidentes cerebrovasculares y otras afecciones vasculares, a la vez que mejoran la calidad de vida en general.

Las afecciones vasculares del sistema nervioso central tienen su expresión más notoria en la aparición de los denominados ictus o accidentes cerebrovasculares (ACV), con sus múltiples manifestaciones clínicas. Afortunadamente existen una serie de medidas que se pueden adoptar para prevenir esos eventos, las cuales, a su vez, constituyen una excelente forma de prevención de otros trastornos de tipo vascular o metabólico.

“Manos a la obra” en la prevención del ACV

A continuación, algunas pautas básicas para prevenir el ACV que seguramente su médico le propondrá:

  • Controlar la presión arterial No sólo son importantes los controles de la presión arterial a intervalos regulares, sino también tomar los medicamentos indicados por el médico o efectuar una consulta, en caso de que los valores se eleven por encima de los estipulados como seguros.
  • Vigile periódicamente su salud en general. No sólo la hipertensión puede ser un factor predisponente al ACV sino que existen otras afecciones que también aumentan el riesgo de ictus. Entre ellas, arritmias cardíacas, colesterol sanguíneo elevado y diabetes. También en estos casos, es importante no omitir la toma de medicación ni los controles pertinentes.
  • Combatir la depresión y el estrés. Independientemente de rasgos de personalidad, la vida actual nos somete a situaciones donde el estrés está presente como principal protagonista. Muchas veces también las frustraciones y los vaivenes económicos y sociales provocan cuadros de depresión, de los que pocos están exentos. La permanencia en el tiempo del estrés simultáneamente o no a la depresión, son factores que contribuyen a alterar la salud en general. Por lo tanto, si nota que esta alteración del humor o la tensión excesiva no se resuelven, no dude en la consulta a un profesional de la salud.
  • Discutir con su médico el empleo de pastillas anticonceptivas o terapia de reemplazo hormonal en la menopausia. Los estrógenos pueden provocar cambios en la circulación sanguínea que en algunos casos deben ser evitados.
  • Dejar de fumar. El consumo de cigarrillos duplica el riesgo de ACV porque tiende a producir espasmos (cierre) en sus arterias y favorecen la formación de coágulos. También para estos casos es posible solicitar la ayuda médica para evaluar eventuales terapias o fármacos y considerar la participación en grupos de autoayuda. Muchos especialistas consideran que ésta es, sin dudas, la medida preventiva más importante.
  • Vigilar el peso corporal. El sobrepeso es un factor de riesgo de varias situaciones que indirectamente favorecen la presentación de un ACV: la hipertensión arterial, las cardiopatías y la diabetes.

En una próxima nota trataremos dos aspectos centrales (alimentación y actividad física) que contribuyen a este objetivo.

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