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Prevención de enfermedades cardiovasculares

La familia es un ámbito clave en la prevención de afecciones cardiovasculares. En esta primera nota abordamos el tema del importante papel de la familia en la actividad física.

Juan tiene frondosos antecedentes cardiovasculares entre sus familiares: su padre falleció de infarto, su madre tiene complicaciones vasculares por su hipertensión arterial y su primo hermano está en etapa de rehabilitación por un episodio de isquemia (falta de irrigación sanguínea) en la pierna izquierda. La situación de Juan es frecuente; son muchas las personas con este tipo de antecedentes familiares, en las que se ha comprobado que hay una predisposición a estas enfermedades. Esto no significa que Juan se enfermará inevitablemente, sino que tendrá que extremar las conductas preventivas.
Así como la familia puede ser un motivo de preocupación en el sentido del riesgo, también es un excelente ámbito en el cual desplegar actitudes y conductas de prevención. Básicamente, en relación con la salud cardiovascular, nos referiremos a los cambios o modificaciones en el estilo de vida, y comenzamos con la actividad física.

Comparta con su familia momentos activos
El ejercicio físico es conocido desde hace tiempo como uno de los recursos más importantes para mantener saludables al corazón y al sistema vascular. Por este motivo, resulta muy positivo convertirlo en una actividad familiar.
El primer socio y colaborador en estas actividades es el cónyuge; no importa cuál sea su edad, sexo o situación, seguramente a él o ella también le será útil y saludable salir a caminar todos los días. Las caminatas compartidas son más agradables y seguras, y como consecuencia, y casi sin darse cuenta, se caminan distancias más largas.
Otra buena razón para realizar actividad física son los niños. Sean hijos o nietos, acompañarlos hasta la plaza, movilizarse junto con ellos mientras juegan y regresar en un tiempo prudencial, siempre caminando, es una actividad agradable y placentera.
Quienes tienen perros no necesitan mayores excusas para salir a caminar. Si usted no era el encargado de pasear diariamente a la mascota familiar, es hora de que solicite esa responsabilidad, o al menos que se ofrezca como acompañante. Si le sirve de estímulo, recuerde que los canes también pueden padecer enfermedades ligadas a la vida sedentaria.
Otras ideas que en algunos casos pueden ser útiles:

  • Identificar tiempos no ocupados por obligaciones y tratar de ver si coinciden con el de otros integrantes del grupo familiar. En estos tiempos comunes se pueden programar algunas actividades, como caminatas o salidas en bicicleta, en lugar de mirar televisión u otras conductas sedentarias.
  • Si sus hijos van una vez por semana a jugar al fútbol, vea si está en condiciones de participar; si el esfuerzo de jugar con adolescentes lo supera, ofrézcase como árbitro, o simplemente acompáñelos (siempre caminando) y mire el partido.
  • Averigüe en el club donde solía ir hace muchos años cuáles son las actividades para adultos. Seguramente algunas de ellas son muy recomendables en su caso, para lo cual debe consultar primero con su médico. Convenza a integrantes de su familia de hacer esa actividad juntos (por ejemplo, natación).
  • Si al principio encuentra resistencia familiar no se desanime, inicie por Ud. mismo la práctica y vuelva a intentarlo. Puede que les contagie el entusiasmo.

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