A largo plazo, la dolencia podría causar un daño en la superficie ocular, debido a la inestabilidad de la película lagrimal.
El origen del síndrome del ojo seco es desconocido y, aunque puede padecerlo cualquiera, afecta más a las mujeres entre 40 años y 50 años. Podría haber predisposición genética y se asocia su prevalencia a la “edad avanzada, la disminución hormonal en la menopausia, el alcohol y el tabaco, la exposición a ambientes adversos, medicamentos como los antihistamínicos, los diuréticos, los betabloqueantes o los antidepresivos, enfermedades como la diabetes mellitus o el déficit de vitamina A pueden condicionar su desarrollo”, indica la doctora Margarita Calonge, catedrática de Oftalmología de la Universidad de Valladolid e investigadora del Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada, donde dirige el Grupo de Investigación en Superficie Ocular.
Según la doctora Calonge, “factores como el aire acondicionado, que comienza a utilizarse más ahora en el verano, o la contaminación pueden influir en su aparición. Su sintomatología puede dificultar la realización de actividades cotidianas y provocar una disminución de la productividad laboral y causar estrés”.
En España se trabaja desde hace más de una década el IOBA y la empresa Allergan colaboran en un programa para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas, por medio de la investigación de las enfermedades inflamatorias de la superficie ocular, la alergia y el síndrome de ojo seco para encontrar biomarcadores puedan demostrar la eficacia de las terapias.
Para aliviar los síntomas del síndrome del ojo seco se recomienda utilizar lágrimas artificiales, administradas de forma tópica, para disminuir la irritación, mejorar la visión y atenuar la sensibilidad a la luz. “Existen lágrimas artificiales que proporcionan un alivio profundo y duradero de los síntomas de ojo seco mientras que, al mismo tiempo, abordan la causa subyacente”, explica la doctora Calonge. “Hidratan las células epiteliales de la córnea y ayudan a protegerlas del desequilibrio osmótico”.
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