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¿Se transmite el Alzhéimer?

Durante las últimas décadas el origen del Alzhéimer se ha convertido en uno de los debates científicos más apasionantes de la biología y medicina modernas. 

 

De hecho, deberíamos matizar que ni siquiera asistimos realmente a un debate sino que aún estamos en una fase de búsqueda abierta en la que todo parece apuntar a múltiples factores. No es un problema con una sola solución y todavía no sabemos qué elementos y mecanismos, genéticos o ambientales, conforman el origen de esta enfermedad.

Para enredar la madeja un poco más, esta semana la revista Nature ha publicado un editorial titulado “la teoría del Alzhéimer transmisible gana terreno” donde se hacen eco de un controvertido estudio realizado en ratones que afirma que, bajo determinadas y muy precisas circunstancias, las proteínas Beta-amiloides implicadas en el Alzhéimer pueden llegar a transmitirse.

Para comprender mejor el apasionante problema del origen del Alzhéimer y las posibles implicaciones de este nuevo estudio, contactamos con dos expertos en el tema: César Tomé, divulgador científico y experto en el campo de la neurociencia y el doctor Javier S. Burgos, Director Gerente del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Fe de Valencia.


Infografía del estudio publicado con inoculación de Beta-Amiloide a ratones doblemente mutados | imagen Silvia A. Purro, Mark A. Farrow, et al.

En primer lugar debemos reconocer que la neurociencia actual todavía no ha encontrado una respuesta contundente sobre el origen del Alzhéimer. Pero sabemos cosas importantes como que la acumulación en el cerebro de algunos compuestos, como las proteínas Beta-amiloides y las proteínas Tau, tiene implicaciones importantes en el desarrollo de la enfermedad. Pero no es tan simple porque “la mera deposición de amiloide en el cerebro no equivale a tener alzhéimer, es una condición necesaria pero no suficiente”, explica el doctor Burgos, “ni siquiera la deposición de amiloide supone directamente deterioro cognitivo”.

En los cerebros de personas con Alzhéimer se han encontrado estas acumulaciones de proteínas, sin embargo la existencia de estos depósitos no siempre desencadena automáticamente la enfermedad. El ejemplo más curioso lo encontramos en un original estudio realizado en la década de los ’80 en el conocido “estudio de las monjas”. David Snowdon, profesor de neurología en la Universidad de Kentucky realizó un análisis revelador con un grupo de 678 religiosas católicas del convento de las Hermanas de Notre Dame. En este estudio, el neurólogo encontró que muchas monjas poseían abundantes depósitos de amiloides pero no habían desarrollado la enfermedad.

Aquel estudio con monjas nos demostró que la acumulación de estas proteínas en el cerebro parece ser necesaria, pero no es suficiente para desencadenar Alzhéimer. Existe un amplio abanico de factores que pueden influir, desde una situación económica y sanitaria estable, realizar una alimentación saludable o llevar a cabo un ejercicio moderado con frecuencia.


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