De esta manera vemos que de pequeños los niños son más proclives a enfermedades mentales que las niñas, pero que al ir creciendo las niñas tienen mayor predisposición a padecer trastornos psíquicos.
Según Félix Cova S, Psicólogo, Doctor en Psicología del Departamento de Psicología, Universidad de Concepción, los trastornos psicopatológicos de la niñez son, en su mayoría, más frecuentes en varones.
María Angustias Oliveras, jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital de San Juan afirma que en la infancia hay más niños con problemas de salud que niñas, sin embargo, en los adultos ocurre al contrario. Oliveras apuntó que la diferencia no viene por "problemas de sexo, sino de género".
En el estudio de Dunedin, se evalúa sistemáticamente la hipótesis de una mayor exposición de los niños a factores de riesgo psicosocial, como predictor de comportamientos antisociales. En éste no se encontraron diferencias en las familias de niños y niñas en la presencia de factores de adversidad, salvo una mayor exposición de los niños a una disciplina más ruda y una mayor integración de éstos a grupos de pares que presentan características de riesgo. Seguramente por esta razón cuando una niña se enoja, llora y un niño pega.
Según el autor, otro aspecto es que la mayor inmadurez biológica de los niños, especialmente en fases muy tempranas, puede ser también responsable de una mayor vulnerabilidad de éstos a daños en su desarrollo neurológico.
La variable económica también es importante
En 1984 utilizando el Inventario de Achenbach en niños entre los 6 y los 11 años de edad, en Santiago de Chile, encontró que 7,2% obtenía puntajes altos para problemas conductuales, sin diferencia de sexo, pero que variaba inversamente al nivel socioeconómico. Los problemas conductuales se presentaban en 8,4% de los niños de 10 y 11 años comparado con el 6,5% de los niños menores de 10 años. En los niños los problemas de conducta más frecuentes eran los relacionados con la "agresividad y la crueldad", así como los asociados a "trastornos del desarrollo". En las niñas los más frecuentes eran los de "ansiedad y depresión" y "quejas somáticas".
Con respecto a las diferencia de género en niños y niñas con THDD, en un total de 1.550 cuestionarios el análisis de la variación mostró diferencias significativas entre los grupos masculinos y femeninos para la inatención y los síntomas de hiperactividad/ impulsividad con índices más altos del "trastorno desafiante oposicional" y del "trastorno de conducta" en niños, e índices más altos de “trastorno de ansiedad por separación" en las niñas indicando que los trastornos de internación son más comunes en el sexo femenino y que los trastornos de externalización ocurren más a menudo en el sexo masculino.
Lo cierto es que el género o las diferencias socioculturales que existen entre niños y niñas demuestran que hay diferentes modos de enfermar y manifestar los dolores del alma; Cuando una niña tiene dolor de panza, un niño tiene una caída, cuando una niña llora encerrada en su cuarto un niño golpea y rompe sus juguetes. Para la Lic. Carmen Sarias “Pareciera que la libido de la ansiedad y transitara por vías diferentes “ y esto es muy común verlo en dos hermanos, nena-nene ante una misma situación los patrones conductuales parecieran casi opuestos” concluyó.
Según Félix Cova S, Psicólogo, Doctor en Psicología del Departamento de Psicología, Universidad de Concepción, los trastornos psicopatológicos de la niñez son, en su mayoría, más frecuentes en varones.
María Angustias Oliveras, jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital de San Juan afirma que en la infancia hay más niños con problemas de salud que niñas, sin embargo, en los adultos ocurre al contrario. Oliveras apuntó que la diferencia no viene por "problemas de sexo, sino de género".
En el estudio de Dunedin, se evalúa sistemáticamente la hipótesis de una mayor exposición de los niños a factores de riesgo psicosocial, como predictor de comportamientos antisociales. En éste no se encontraron diferencias en las familias de niños y niñas en la presencia de factores de adversidad, salvo una mayor exposición de los niños a una disciplina más ruda y una mayor integración de éstos a grupos de pares que presentan características de riesgo. Seguramente por esta razón cuando una niña se enoja, llora y un niño pega.
Según el autor, otro aspecto es que la mayor inmadurez biológica de los niños, especialmente en fases muy tempranas, puede ser también responsable de una mayor vulnerabilidad de éstos a daños en su desarrollo neurológico.
La variable económica también es importante
En 1984 utilizando el Inventario de Achenbach en niños entre los 6 y los 11 años de edad, en Santiago de Chile, encontró que 7,2% obtenía puntajes altos para problemas conductuales, sin diferencia de sexo, pero que variaba inversamente al nivel socioeconómico. Los problemas conductuales se presentaban en 8,4% de los niños de 10 y 11 años comparado con el 6,5% de los niños menores de 10 años. En los niños los problemas de conducta más frecuentes eran los relacionados con la "agresividad y la crueldad", así como los asociados a "trastornos del desarrollo". En las niñas los más frecuentes eran los de "ansiedad y depresión" y "quejas somáticas".
Con respecto a las diferencia de género en niños y niñas con THDD, en un total de 1.550 cuestionarios el análisis de la variación mostró diferencias significativas entre los grupos masculinos y femeninos para la inatención y los síntomas de hiperactividad/ impulsividad con índices más altos del "trastorno desafiante oposicional" y del "trastorno de conducta" en niños, e índices más altos de “trastorno de ansiedad por separación" en las niñas indicando que los trastornos de internación son más comunes en el sexo femenino y que los trastornos de externalización ocurren más a menudo en el sexo masculino.
Lo cierto es que el género o las diferencias socioculturales que existen entre niños y niñas demuestran que hay diferentes modos de enfermar y manifestar los dolores del alma; Cuando una niña tiene dolor de panza, un niño tiene una caída, cuando una niña llora encerrada en su cuarto un niño golpea y rompe sus juguetes. Para la Lic. Carmen Sarias “Pareciera que la libido de la ansiedad y transitara por vías diferentes “ y esto es muy común verlo en dos hermanos, nena-nene ante una misma situación los patrones conductuales parecieran casi opuestos” concluyó.
Fuente: diariosalud.net
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