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¿Pasar demasiado tiempo con el teléfono celular podría ser una señal de ansiedad y depresión?

Algunos estudiantes universitarios usan su dispositivo móvil como 'objeto de seguridad', según un estudio.

Algunos adultos jóvenes que recurren constantemente a sus smartphones podrían estar ansiosos o deprimidos, sugiere una investigación preliminar.

Un estudio de más de 300 estudiantes universitarios encontró que un uso más empedernido de la tecnología se vinculaba con un riesgo más alto de ansiedad y depresión, sobre todo entre los que usaban los dispositivos como "objeto de seguridad", para evitar afrontar experiencias o sentimientos desagradables.

Pero el riesgo no estaba elevado entre los jóvenes que usaban los smartphones simplemente para "escapar del aburrimiento" o para entretenerse, señalaron los investigadores, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Tampoco se encontró que los dispositivos en sí causaran problemas de salud mental.

"Los dispositivos portátiles, con sus incontables aplicaciones y opciones de entretenimiento y su presencia constante al alcance de la mano, hacen que sea más fácil que nunca antes desconectarse de los problemas [y] estreses de la realidad, y evitar afrontarlos de forma activa", anotó la coautora del estudio, Tayana Panova.

"Pero con el tiempo, recurrir al dispositivo siempre que surja una situación o un sentimiento incómodo puede convertirse en un patrón de conducta escapista, y podría hacer a las personas más vulnerables a los factores estresantes debido a un 'ejercicio' emocional insuficiente", advirtió.

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Pero por ahora "el efecto de causalidad es desconocido", dijo Panova, que llevó a cabo el estudio como su tesis de licenciatura.

"Quizá los individuos con más ansiedad/depresión usen los dispositivos [telefónicos] de forma más intensa", dijo, "o usar los dispositivos con más intensidad pueda al final conducir al desarrollo de la ansiedad/depresión. O puede significar que hay una relación cíclica".

Los hallazgos serán publicados en la edición de mayo de la revista Computers in Human Behavior.

Casi 5 mil millones de personas utilizan teléfonos celulares en todo el mundo, mientras que 3 mil millones de usuarios acceden a internet, señalaron los investigadores en las notas de respaldo.

Para explorar cómo los hábitos de uso de smartphones se relacionan con la salud mental, los autores realizaron un estudio de dos partes. Primero evaluaron las respuestas a un cuestionario sobre el uso de la tecnología y las emociones, que completaron 318 estudiantes universitarios.

Luego, para examinar el uso de los teléfonos celulares en una situación estresante, el equipo pidió a 72 estudiantes que pasaran cinco minutos escribiendo sobre un defecto o una debilidad personal que les hiciera sentirse incómodos. Se recogieron las redacciones usadas para provocar la ansiedad con la falsa excusa de que iban a ser revisadas como parte de un ejercicio de entrenamiento en psicología de 10 minutos de duración.

Mientras se realizaba la "revisión", un tercio de los participantes no tuvieron acceso a la tecnología, un tercio solo tuvo acceso a sus teléfonos celulares, mientras que el tercio restante solo tuvo acceso a un sencillo juego de computadora.

Se encontró que a los que se permitió utilizar sus teléfonos celulares tuvieron los niveles más bajos de ansiedad. Tuvieron un 64 por ciento menos de probabilidades de no experimentar ansiedad que aquellos que no tuvieron acceso a la tecnología, apuntaron los investigadores.

Entre los del grupo con teléfonos celulares que experimentaron ansiedad, el 82 por ciento usaron sus celulares durante todo el periodo de espera. En comparación, solo alrededor de la mitad de los participantes ansiosos que podían jugar el juego en la computadora lo hicieron durante todo el periodo.

Visto desde la perspectiva opuesta, entre los que tenían acceso al teléfono celular y no se sintieron ansiosos, solo más o menos la mitad recurrieron a sus celulares durante todo el periodo de espera. Y solo una cuarta parte de los que tenían acceso al juego y estaban libres de ansiedad jugaron durante todo el periodo.

Los investigadores concluyeron que los teléfonos celulares servían como un tipo de "objeto de seguridad" con "exclusivas capacidades de consuelo".

Pero el efecto fue relativamente débil y de corta duración, concluyeron Panova y su coautor.

Panova sugirió que depender de los teléfonos celulares para aliviar la ansiedad podría al final socavar el desarrollo de habilidades de afrontamiento más efectivas.

Pero el dispositivo en sí no es problemático, afirmó. "Las motivaciones del uso y la forma en que se usa determinan si el usuario experimentará consecuencias negativas de ello", añadió.

Joe Bayer, que está terminando un doctorado en estudios de la comunicación antes de comenzar como profesor asistente en la Universidad Estatal de Ohio, se hizo eco de esa idea.

"Es muy importante que los lectores no salgan con la idea de que los smartphones provocan afecciones psicológicas negativas", enfatizó.

Bayer añadió que "ni esta investigación ni la investigación en general sugiere un efecto negativo ni causal. Siempre habrá gente ansiosa, y es probable que esas personas usen las tecnologías de formas que reflejen, y quizá amplifiquen, esas afecciones subyacentes".


Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor


FUENTES: Tayana Panova, former student, University of Illinois at Urbana-Champaign; Joe Bayer, Ph.D.candidate, communication studies, University of Michigan, and incoming assistant professor, Ohio State University, Columbus, Ohio; May 2016 Computers in Human Behavior

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