De 2017 hasta el momento, Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil, ha registrado 40 casos autóctonos de fiebre amarilla silvestre, la cual es transmitida por mosquitos típicos de la selva de los géneros haemagogus y sabethes, que ataca principalmente a los monos.
La fiebre amarilla urbana, sin embargo, es transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el vector del dengue, el zika y el chikunguña, pero no hay registros de este tipo en Brasil desde 1942.
La Secretaría regional también informó que entre julio de 2016 hasta el momento 617 monos tuvieron confirmación de fiebre amarilla tras el análisis del Instituto Adolfo Lutz, de los cuales el 61,5 % fue en la región paulista de Campinas (interior).
Los monos no transmiten la fiebre amarilla a los humanos, pero sí son hospederos del virus y pueden contagiar a las dos especies de mosquitos silvestres capaces de transmitir la enfermedad.
La fiebre amarilla provocó la muerte de 86 monos de la especie de bugio en el parque Horto Florestal, en la zona norte de Sao Paulo, el cual llegó a ser cerrado por las autoridades, pero reabierto esta semana después de una intensificación de la vacunación de los vecinos de la zona.
El estado de Sao Paulo ha reforzado la vacunación y a partir del 3 de febrero iniciará una campaña para la aplicación de la vacuna "fraccionada", que prevé que la dosis que antes era aplicada en una sola persona sean ahora suministrada a cuatro.
El Ministerio de Salud había declarado en agosto del año pasado el fin de la emergencia sanitaria provocada por el brote de fiebre amarilla que afectó toda la región sureste de Brasil y que provocó, entre diciembre de 2016 y agosto de 2017, 261 muertes y otros 777 casos comprobados de contagio.
La fiebre amarilla provoca dolor de cabeza, fiebre, pérdida de apetito, náuseas y dolores musculares, principalmente en la espalda, y en fases más avanzadas
EFE/ MF
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