Las canciones están presentes en nuestro día a día. En la televisión, la radio o por la calle aparecen melodías que asociamos a situaciones y forman los recuerdos. La música se convierte en una vía indiscutible de interacción entre las personas que comparten gustos similares o discuten sobre determinadas canciones o grupos.
Lo que para muchos es considerado como una parte más del ocio se ha convertido en una herramienta que se usa cada vez con más frecuencia como incentivo deportivo.
Una investigación realizada por Costas Karageorghis, de la Universidad de Brunel, en el Reino Unido, demuestra que elegir correctamente la música que escuchamos mientras realizamos deporte puede incrementar la resistencia física de las personas un 15 por ciento y hacer que los ejercicios cardiovasculares sean más eficaces.
La motivación musical
Su estudio se basó en una serie de modelos conceptuales que Karageorghis desarrolló durante 20 años. Para ello empleó distintos factores que determinaban las cualidades motivadoras de la música y cómo se podían emplear esos efectos en el deporte.
La melodía y la armonía de las canciones generan respuestas afectivas, como sentirse bien, y el ritmo de la música permite la llegada al arousal, el rendimiento óptimo teniendo en cuenta la activación fisiológica y psicológica del cuerpo. Al mismo tiempo la música hace que el atleta olvide los efectos negativos del deporte, como la fatiga. "La sincronización musical es un elemento muy importante. Los atletas llegan incluso a obviar los síntomas de fatiga hasta alcanzar la extenuación voluntaria", explica Karageorghis.
La investigación partió con una base de datos que contenía 1.200 canciones de gran variedad de música motivadora de distintos géneros musicales. Para restringir la selección Karageorghis realizó cuestionarios a los atletas que integraban el estudio y acotó la cantidad a una lista de entre cuatro y diez piezas.
La investigación partió con una base de datos que contenía 1.200 canciones de gran variedad de música motivadora de distintos géneros musicales. Para restringir la selección Karageorghis realizó cuestionarios a los atletas que integraban el estudio y acotó la cantidad a una lista de entre cuatro y diez piezas.
La selección de las canciones depende completamente de la persona que esté escuchando y del deporte que realice. "Un chico americano que corre en maratones no tiene por qué motivarse con la misma música que un hombre chino de mediana edad que practica Tai-Chi", afirma.El contexto en el que se halla la persona, su forma de ser y el tipo de música es determinante para la eficacia. Hay que tener en cuenta quiénes son los cantantes que con frecuencia, despiertan en el atleta connotaciones negativas. De aquí la importancia de la planificación y el conocimiento del deportista.Amador Cernuda, psicólogo de la Federación de Gimnasia, ha explicado a DM el proceso. La música actúa como elemento que activa una parte del cerebro y motiva al atleta en su rutina deportiva.La paradoja está en que muchas veces el problema lo crea la misma música. La canción entra en nuestro cerebro y se activa un sistema de seguimiento. La frecuencia de la melodía afecta al sistema nervioso y puede tener efectos negativos.
Es muy importante que no baje el nivel motor de la actividad, y el tipo de disciplina que se realice. "Hay deportes en los que con sonatas de Mozart los atletas incrementan la resistencia y esas piezas únicamente llegan a los 50bpm, mientras que otras canciones de pop-rock pueden perjudicar la concentración. La música pop en principio potencia la actividad, pero en algunos momentos llega a sobrepasar al atleta sobreexcitándolo", afirma Cernuda.
Otro factor a es la familiaridad de las canciones. Si se conoce la música su acción es más eficaz. La familiaridad provoca que la reacción ante el impulso musical sea más intenso. Sin embargo, la sobreexposición a la misma canción o el mismo grupo reduce esta tendencia; de aquí que la variedad en la selección de los temas sea uno de los pilares básicos para que la música logre un efecto positivo en el atleta.
Otros factores como la edad, el sexo o la personalidad extrovertida o introvertida son determinantes en la respuesta del deportista.
Finalmente se tuvo en cuenta la personalidad del sujeto para escoger los temas. Además, otros factores individuales de las personas son importantes: las mujeres preferían música más melódica y pausada y que tuviese menos percusión. ; las personas de más edad mostraban mejores respuestas ante canciones más lentas y relajantes, mientras que las personas extrovertidas preferían música rápida y ruidosa.
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