Cuando
la exposición al sol es mas prolongada y sin protección la intensidad de la
radiación solar en la piel depende de la longitud de onda de la radiación y de
las propiedades ópticas de la piel.
Existen efectos visibles a corto plazo, la radiación
solar desencadena varios tipos fundamentales de reacciones cutáneas visibles
que son el eritema o enrojecimiento, que es la consecuencia más visible cuando hay
un exceso de radiación.
Las diferentes manifestaciones clínicas varían también en
función del tipo de piel; así las pieles oscuras presentan un riesgo mucho
menor y desarrollan rápidamente una nueva pigmentación; por el contrario, las
pieles claras de los rubios y pelirrojos tienen grandes probabilidades de
sufrir eritemas.
El bronceado es la respuesta de la piel a las radiaciones
solares; su capacidad varía de un individuo a otro y desarrolla diferentes
fases: una es el bronceado directo e inmediato provocado por el oscurecimiento
de los gránulos de melanina existentes en los queratinocitos y desencadenado
por los UVA; y el bronceado indirecto y retardado, debido a la elaboración por
parte de los melanocitos de un nuevo pigmento de melanina provocado por los
UVB.
El
golpe de sol, es una reacción normal del organismo después de una excesiva
exposición al sol. Los vasos sanguíneos se dilatan y producen sensación de
calor; la piel enrojece, pudiendo llegar a inflamarse y provocar ardor y dolor.
Los golpes de sol son verdaderas quemaduras superficiales
de las que son responsables los UVB.
La aparición de manchas marrones o lunares, lisos y sin
relieve, surgen fundamentalmente en las pieles maduras y se deben a excesivas
dosis de sol acumuladas a lo largo de la vida. Su desaparición sólo se consigue
con tratamiento dermatológico.
También existen efectos invisibles a corto y a largo
plazo como son las repetidas y prolongadas exposiciones al sol comportan serios
desarreglos cutáneos y son la causa de numerosas afecciones antiestéticas y de
un prematuro envejecimiento cutáneo.
En ausencia de protección cosmética, la radiación solar
tiene efectos sumamente negativos sobre la piel.
Desde principios del siglo pasado se puso de moda los
rostros bronceados, pero la moda de la piel bronceada se intensificó en los
años 30.
La moda del bronceado llega a extremos enloquecidos en
los años 60 y principios de los 70 en los que el bronceado nunca era suficiente
y había que conseguir estar lo más moreno posible; el bronceado más oscuro con
la mínima protección.
En los años 80 los científicos empiezan a desvelar los
efectos nocivos de las radiaciones ultravioleta, el envejecimiento cutáneo
precoz y el alarmante aumento de los cánceres de piel, provocados por las
excesivas exposiciones al sol de los años precedentes, dejan de ser un aviso
teórico para convertirse en una certeza demostrada.
Los efectos del sol son
acumulativos y sus manifestaciones se muestran con retraso. Las serias
advertencias de los científicos son recogidas por los laboratorios, que cambian
el concepto de los productos solares; ya que no tratan de facilitar el máximo
bronceado en el mínimo tiempo posible, sino que lo prioritario pasa a ser la
protección de la piel y la elaboración de filtros cada vez más poderosos y, a
la vez, inocuos.
Es importante que cuando te
expongas al sol por placer o por necesidad, consideres estos factores tan
importantes en la seguridad contra los riesgos de una exposición extrema y
tomar en cuenta si es por placer que basta con una exposición moderada para
sentirte bien,además de protegerte con filtros solares, gorras y lentes
parasol, esto te ahorrará incomodidades.
Fuente: http://www.astrosafor.net
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