Beber responsablemente para evitar ser víctima de una intoxicación, es lo que
recomienda el Ministerio de Salud Pública. Esto significa alimentarse antes de
beber, para que el efecto tarde más en presentarse; hay que tomar cada trago de
manera lenta y pausada, y tener en consideración el tipo de bebida que se
consume, ya que las bebidas que cuentan con mayor porcentaje de alcohol
permiten que la sustancia sea absorbida en forma más rápida.
Es imposible que el alcohol no afecte a la persona que lo está consumiendo. Este tipo de bebida, una vez que se toma, pasa del estómago a la sangre y de ahí directamente al cerebro, donde ejerce su acción deshinibidora.
Hay que tener en cuenta, que la ingestión de bebidas alcohólicas altera la percepción, los tiempos de reflejo, la capacidad de reacción y la toma de decisiones. Es imperativo tener singular atención con las bebidas mezcladas con frutas y/o saborizantes ya que, como son muy dulces, no se perciben los efectos de las mismas en un primer momento, por lo que su consumo se realiza en mayor cantidad, es por eso que los menores de edad no deben participar en la ingesta de clericó.
Al cuerpo le lleva 72 horas eliminar el alcohol que ha ingresado al organismo, independientemente de los fármacos que se consuma para contrarrestar los síntomas de la resaca.
En este sentido, es prudente que las personas que van a conducir vehículos y aquellas que están sometidas a tratamiento con medicamentos deben evitar totalmente el consumo de alcohol. Por más que la persona no se sienta borracha, el tiempo de respuesta se retrasa, por lo cual ya está incapacitada para manejar.
Las personas que están con algún tipo de medicación tienen que tener en cuenta las posibilidades de interacciones que hay con las bebidas alcohólicas, especialmente si se trata de una medicación psiquiátrica; hay un efecto que se llama potenciación: la persona toma su medicamento, toma alcohol, y se potencia el efecto. Otro grupo que también debe tomar mayores precauciones son los que sufren enfermedades cardiovasculares, ya que el alcohol es tóxico para el músculo cardiaco y produce la miocardiopatía.
Si la persona alcoholizada duerme y no responde a los estímulos dolorosos (pellizcos, golpes y movimientos), significa que se encuentra en el último grado de intoxicación, en estado de coma; al observar este cuadro, hay que llevar inmediatamente al afectado al Servicio de Toxicología del Centro de Emergencias Médicas, ya que se trata de una urgencia toxicológica y la persona puede fallecer por parálisis respiratoria. En cuanto al tratamiento para con los que toman en exceso pero no llegan a un estado de intoxicación, los especialistas sugieren que no se los acueste boca arriba ni boca abajo, sino de costado, de manera que cuando duerman, no sufran asfixia por vómito.
Es imposible que el alcohol no afecte a la persona que lo está consumiendo. Este tipo de bebida, una vez que se toma, pasa del estómago a la sangre y de ahí directamente al cerebro, donde ejerce su acción deshinibidora.
Hay que tener en cuenta, que la ingestión de bebidas alcohólicas altera la percepción, los tiempos de reflejo, la capacidad de reacción y la toma de decisiones. Es imperativo tener singular atención con las bebidas mezcladas con frutas y/o saborizantes ya que, como son muy dulces, no se perciben los efectos de las mismas en un primer momento, por lo que su consumo se realiza en mayor cantidad, es por eso que los menores de edad no deben participar en la ingesta de clericó.
Al cuerpo le lleva 72 horas eliminar el alcohol que ha ingresado al organismo, independientemente de los fármacos que se consuma para contrarrestar los síntomas de la resaca.
En este sentido, es prudente que las personas que van a conducir vehículos y aquellas que están sometidas a tratamiento con medicamentos deben evitar totalmente el consumo de alcohol. Por más que la persona no se sienta borracha, el tiempo de respuesta se retrasa, por lo cual ya está incapacitada para manejar.
Las personas que están con algún tipo de medicación tienen que tener en cuenta las posibilidades de interacciones que hay con las bebidas alcohólicas, especialmente si se trata de una medicación psiquiátrica; hay un efecto que se llama potenciación: la persona toma su medicamento, toma alcohol, y se potencia el efecto. Otro grupo que también debe tomar mayores precauciones son los que sufren enfermedades cardiovasculares, ya que el alcohol es tóxico para el músculo cardiaco y produce la miocardiopatía.
Si la persona alcoholizada duerme y no responde a los estímulos dolorosos (pellizcos, golpes y movimientos), significa que se encuentra en el último grado de intoxicación, en estado de coma; al observar este cuadro, hay que llevar inmediatamente al afectado al Servicio de Toxicología del Centro de Emergencias Médicas, ya que se trata de una urgencia toxicológica y la persona puede fallecer por parálisis respiratoria. En cuanto al tratamiento para con los que toman en exceso pero no llegan a un estado de intoxicación, los especialistas sugieren que no se los acueste boca arriba ni boca abajo, sino de costado, de manera que cuando duerman, no sufran asfixia por vómito.
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