Aviso sobre el Uso de cookies: Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia del lector y ofrecer contenidos de interés. Si continúa navegando entendemos que usted acepta nuestra política de cookies. Basado en la politica de Google Adsense. PUEDE LEERLO EN EL ENLACE A CONTINUACIÓN

Las grasas en la alimentación diaria

En estos últimos tiempos hemos tenido la oportunidad de ver o leer publicidades de productos que señalan como una gran ventaja el hecho de no poseer grasas trans o ácidos grasos trans. Ante esta nueva información sobre las grasas que forman parte de nuestra alimentación muchos pueden, con todo derecho, sentirse algo abrumados.
Ya manejábamos bastante bien los conceptos de colesterol “bueno” y “malo”, luego agregaron la necesidad de distinguir entre las grasas saturadas (de origen animal) y las poliinsaturadas (de origen vegetal) y ahora ¿todavía hay más tipos de grasas que debemos conocer?
La información puede parecer excesiva, pero estos conocimientos son accesibles y pueden ser útiles para saber elegir cada vez mejor los alimentos que consumimos.
Brevemente señalaremos algunas características y consideraciones básicas de las grasas trans.

Naturaleza y riesgos del empleo de los ácidos grasos trans

Los ácidos grasos trans son un tipo de grasas que surgen a partir de los aceites (grasas líquidas) cuando son elaborados para formar grasas sólidas. Este proceso inducido por la industria alimentaria se denomina hidrogenación de grasas y es el que, por ejemplo, da lugar a la elaboración de la mayoría de las margarinas de origen vegetal.
En términos generales, se comprueba que las grasas trans producen elevación sanguínea del colesterol –LDL (el colesterol “malo”, que es uno de los responsables del proceso de aterosclerosis). Desde hace un tiempo, diversos estudios establecieron una relación entre el grado de consumo de grasas trans y el riesgo de afecciones cardiovasculares. Incluso, algunas publicaciones sostienen que su grado de peligrosidad es superior al de las grasas saturadas.

Contenido de grasas trans en los alimentos

Las fuentes más comunes de grasas trans son las margarinas sólidas (hidrogenadas), las galletitas, tortas y productos de copetín (snacks). También constituyen fuentes de grasas trans algunos alimentos que se fríen en aceites hidrogenados, como muchos de los productos empanados precocidos y congelados (pollo, pescado, papas fritas, etc.).Aunque los primeros rotulados alimentarios (etiqueta de composición) no hacían constar la presencia de esta variedad de grasas, en la actualidad son muchos los países que promueven su indicación. Desde el punto de vista comercial, los productos que no lo contienen o los han sustituido por otros agentes también hacen constar en su envasado la ausencia de ácidos grados trans.

Es conveniente recordar 2 cosas:
– No siempre en el rotulado figura la leyenda grasas trans; en ocasiones figuran como ingredientes los aceites hidrogenados (que son prácticamente lo mismo).
– el hecho de que un producto no contenga grasas trans no lo convierte automáticamente en un producto saludable.

Medidas para limitar la ingesta de grasas trans

– Controlar las etiquetas de los productos alimenticios. Esta recomendación es válida no sólo para detectar la presencia (y la cantidad) de grasas trans sino también para constatar el contenido de sodio, azúcar, calorías y grasas totales.
– Limitar el consumo de alimentos que no tienen rotulado de composición pero de los que se conoce que contienen una elevada proporción de grasas.
– Limitar los snacks con alto contenido de grasas. Suelen ser lo que se conoce como productos de copetín, que se encuentran en todos los kioscos de golosinas.
– Tratar de reducir el consumo de grasas saturadas y recurrir al uso de aceites como el de oliva o canola, que contienen una buena proporción de ácidos grasos monoinsaturados. Se trata de un tipo de grasa muy conveniente, que es uno de los pilares de la denominada dieta mediterránea.
– Optar por métodos de cocción que no lleven cuerpos grasos: hervido, vapor, horneado.
– Reemplazar los aderezos comerciales (que contienen grasas) por jugo de limón, vinagre, hierbas o especies.

Como vemos, el panorama del conocimiento sobre los alimentos y sus efectos sobre al salud se amplía día a día. Del mismo modo, es conveniente tener una idea básica de estos nuevos avances y de su aplicación cotidiana.

No hay comentarios: